En esta sección se reproducen poemas en sus diferentes formatos y soportes. Se trata de un archivo de textos, voces, videos, performances.
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Carlos Batillana nació en Corrientes en 1964 y actualmente vive en Buenos Aires. Es autor de libros de poesía entre los que se encuentran: Unos días (Libros del Sicomoro, 1992); El fin del verano (Siesta, 1999); La demora (Siesta, 2003); El lado ciego (Siesta, 2005); Materia (Vox, 2010); Presente continuo (Viajera, 2010); Narración (Vox, 2013), Velocidad crucero y otro libros (Conejos, 2014); Un western del frío (Viajero insomne, 2015), Una mañana boreal (Club Hem, 2018). En el año 2018, publicó el libro Ramitas (Caleta Olivia) que reúne nueve de sus títulos[1] editados desde 1992 hasta el año 2018, acompañados de un prólogo escrito por Santiago Llach y un breve comentario -“Sobre Ramitas”- escrito por Diana Bellesi. Su último libro de poemas se titula Luz de invierno y fue publicado por Vera Cartonera (UNL, 2020). Publicó, también, las plaquetas Una historia oscura (Ediciones del Diego, 1999) y La hiedra de la constancia (Color pastel, 2008). Compiló las crónicas de César Vallejo reunidas en Una experiencia del mundo (Excursiones, 2016) y en 2017 publicó el libro de ensayos El empleo del tiempo. Poesía y contingencia. Es docente de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Los poemas de Carlos Batillana construyen una voz que elige con cautela cada palabra, una voz seca pero tierna como señala Bellesi en la nota que da cierre a Ramitas (2018). Porque más allá de la cautela con que esta voz nombra o intenta nombrar el mundo, se cuela y crece una ternura desmedida en su manera de rodear, lo más próximo o lo más distante, dejándose atravesar por la emoción: “Ahora que/ su muerte es fresca/ y reciente, recreo el instante/ en que mi padre/ distribuye la carne,/ las achuras, las ensaladas/ en derredor./ Mi madre lo roza con los ojos/ y deliberadamente/ lo deja hacer/ deja que su fuerza crezca/ allí, en ese punto/ minúsculo del universo”. En muchos poemas el yo poético se pregunta por el lenguaje y su insuficiencia para expresar lo que se quiere expresar: “sitiar la precisa palabra/ que incorpore/ lo perdurable…”; “…“Yo”, “hijo”/ ¿dónde se halla/ lo específico/ de estas palabras?”; o: “La poesía/ no es/ epifanía/ ni un recuento/ de revelaciones. Eso/ es falso. Calibrar/ con precisión/ aquello/ que como un gusano/ roe/ lo más preciado/ del dolor…”. Una zona de su poética, entonces, pone en primer plano la inquietud sobre el lenguaje y su insuficiencia pero también habilita la posibilidad de pensar en otros lenguajes que están en la naturaleza como el lenguaje de los ancestros en el jardín o el discurso del viento que atraviesa el fondo de la casa o las playas del Sur.
La pregunta por el lenguaje se vincula directamente con otra cuya potencia es aún mayor: la pregunta por el tiempo que aparece tanto como tema de sus poemas como, y sobre todo, en la manera de nombrar de esta voz, dijimos, con cautela, con atención minuciosa, como si se tratara de una plegaria susurrada o un ritual: “como un cristo bueno, tan delicado en su ritual, mis palabras tardan en ser verdaderas”, leemos en uno de sus poemas. Carlos Battilana, como un poeta del tenis (“El dulce porvenir”), administra la energía en busca de la captura del instante, sus versos tienen tiempo, respiran en la búsqueda de atesorar el punto vital que parece escurrirse entre las palabras, las acciones cotidianas, los vínculos familiares, la muerte, los recuerdos, la nieve y el mar.
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Parrilla
Sobre el fin de la calle
rumbo al cuartel
hay un asador:
es verano
pero corre una pequeña
brisa.
Mi padre
mi madre
nuestros hermanos
disfrutan de la cena
familiar
al aire libre.
No hay nada que temer
estamos abrazados por el campo
el mundo acontece en ese punto
minúsculo del universo. Tengo
seis años. Conozco
todo
lo que me circunda.
Somos libres
en el lugar.
Mi padre es feliz;
se rodea de sus hijos
de su mujer
tiene información suficiente
para proveernos
durante algunos años:
axiomas, libros, narraciones
de adolescencia.
Ahora que
su muerte es fresca
y reciente, recreo el instante
en que mi padre
distribuye la carne,
las achuras, las ensaladas
en derredor.
Mi madre lo roza con los ojos
y deliberadamente
lo deja hacer
deja que su fuerza crezca
allí, en ese punto
minúsculo del universo.
(En Materia, Vox, 2010)
El dulce porvenir
Cuando los mejores poetas de mi generación
curtidos por las drogas
la grasa y el vino excesivo
están haciendo pie
y pueden usar la palabra templanza
con toda propiedad
reunir poemas
evaluar con cierta distancia
sus tesoros
su cúmulo precioso
cuando cerca de los 50
la juventud
es una palabra
que ha sido usada
y se puede recordar
-sí, con alegría-
las viejas amistades
los duelos
los viajes pequeños
cuando
el poeta
de los grandes experimentos
pero de otros poemas
mejores aún
es una increíble
referencia
y ahora
puede
-finalmente-
distribuir
el aire
y la respiración
porque ha corrido tanto
yo aún
el poeta de la familia
el poeta que
literalmente
ha administrado la energía
el poeta del tenis
estoy cambiando a mi hijo
interminable
en el baño
posterior de la casa
y le digo
“te amo te amo”
y barro
bajo los signos y los hábitos
de antiguos mecanismos
la ropa la basura y me muevo
-ya ciego-
entre escombros de fuego
y no tengo, lo sé,
escapatoria
no puedo ni podré respirar
amo
con pobreza
como pude
pronuncio “te amo”
como una
invocación
como una oración religiosa
-polvo del camino-
la única propiedad
con base
en lo real
(En Un western del frío, Viajero insomne, 2015)
El humo
Crece
como un animalito mullido:
Emilia, la niña más chica,
es
un humo dulce
-los afluentes
de una droga profunda-
que trajo
la alegría
a todas las horas del hogar.
Juega, aún, en su habitación:
cuando lo hace
quiebra todas las cosas herméticas del mundo,
nuestra voz más áspera,
la más dura.
(En Una mañana boreal, Club Hem, 2018)
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Lectura de “Ramitas”
en el 8º Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca
Realización: Luis Marecos
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Lectura de “El dulce porvenir”
Presentación del libro Velocidad crucero, CCRojas.
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Lectura de “Parrilla”, “Al día siguiente”, “Fluido eléctrico”
Conferencia "Escribir / Leer poesía" a cargo de los poetas Tálata Rodriguez y Carlos Battilana
Seminario "El latido del texto: lecturas de literaturas latinoamericanas"
Maestria en Literaturas de América Latina - UNSAM.
Realización de video y música original: Leonardo Mora. 2019
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Lectura de “Nocturno”
Transpolar ciclo (2020).
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Ciclo de Lecturas en vivo
Biblioteca virtual; 2021
Lectura de “Salvación”, “Un largo sueño”, “El dulce porvenir”, “Sueños”, “El humo”, “Bosque de hielo”, “Consuelos”, “Tallos”, “Parrilla”, “Filatelia”, “Ramitas” y otros poemas inéditos.
[1] Unos días (Libros del Sicomoro, 1992), El fin del verano (Siesta, 1999), La demora (Siesta, 2003), El lado ciego (Siesta, 2005), Materia (Vox, 2010), Narración (Vox, 2013), Velocidad crucero (Conejos, 2014), Un western del frío (Viajero Insomne, 2015), Una mañana boreal (Club Hem, 2018).
Entrada: Julieta Novelli
(curación y texto introductorio)
24/ 11/ 2021