Zelarayán |
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Materia prima melancólica
A tu cuerpo se lo llevan a pulso las palabras que se dicen para no hablar. Carretilla sin rueda, tu baúl de cartón colorado se derrumba entre las vías muertas. Y todo huele a pluma quemada.
Pasan dos peones forcejeando en una zorra y ya se alejan hipando:
Eras nomás la vecinita aquella, la que esperaba el ómnibus
Hay que llevarse el cuerpo que amenaza siempre con la última palabra.
Metido en bolsa de arpillera se sienten las patadas de los materos
El tordillo desensillado masca sus brotes agrios. Hay moscas sobre
Es sábado. Los obreros de vialidad ya se fueron de farra. El viento (de Mal de Ojo, 1981) Este poema fue publicado en la revista La Novia de Tyson.
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