Ives Bonnefoy
Roland Barthes.
Las grietas son como el azogue en los espejos,
tajos en la carne, mutilaciones que por azar
brindan al ojo un paisaje erosionado:
negras cortinas en forma de corazón
enmarcan a la prostituta enmascarada
en el teatro exacto donde el obturador de la cámara
gatilla y mata.
Pero el tiempo —pincel, cuchillo-
talló sobre las placas sobreimpresiones de moho o musgo
-flores sobre los cuerpos desnudos
fosilizados como una hoja entre dos páginas-
infló globos de lepra en un brazo de muchacha
que aprieta rosas contra el pelo,
dibujó elipsis haciendo de los cuerpos rompecabezas
y borró caprichosamente las puntillas que adornan
las mesitas de luz de los prostíbulos
donde se apoyan la palangana, el trapo y el dinero.
Y puso en su lugar hojas plateadas,
ostras, lunares, tajos, dedos...
Las grietas son como el azogue en los espejos.
Que nadie te conozca, amada. Que sólo yo te tenga,
en la imagen, enmascarada y desnuda,
en esta pieza de prostíbulo, aquí en New Orleans,
donde sólo a mí me ofreces lo que el dinero no compra,
y donde yo, sólo yo, te doy una imagen exacta de lo que somos
"No tuve tiempo
cuando te vi dibujando la mariposa en el muro
de hacer que te calzaras el antifaz
mientras yo afirmaba la cámara en el trípode.
Abrí el diafragma y gatillé. Esa tarde
tomamos chocolate sentados en la cama intacta
y al irme dejé junto a la palangana dos céntimos más.
Pero cuando en el agua de la cubeta
fue apareciendo tu imagen de espaldas
y el trazo de la mariposa en el muro
y tu rostro amado
que aunque mirara a la mariposa me miraba,
sentí que eras devuelta al mundo y te perdía.
Cuando la copia estuvo seca la rompí en pedazos.
Busqué una gubia, rayé tu cara en la placa
y la guardé en el fondo de un cajón".
LA OPINION DE JOHNNY WIGGS
(clarinetista de New Orleans)
"Nunca he visto -dijo Johnny Wiggs-
putas tan hermosas.
Esa que alza el perrito y sonríe
se parece a mi madre en el día de Acción de Gracias,
y esa otra que se abre el chal
y le muestra al fotógrafo sus espléndidas tetas
tiene en la boca la sonrisa satisfecha de mi esposa
cuando termina de amamantar al pequeño Bill.
En cuanto a esa muchacha de la cara tachada
-la que dibuja la mariposa en el muro-
tiene los pies muy grandes,
y doy fe de que está viva
y se pasea por las calles de Memphis
en un suntuoso carruaje."
LA OPINION DE JOE SANARENS
(bajista y fotógrafo)
"Seria muy fácil pensar que fue su hermano el Cura
el que rayó la cara de la prostituta de la mariposa
Yo no lo creo. Hubiera tirado -siendo un cura, digo-
todo al fuego, salvando la memoria de E.J.
Adele ahora una anciana honorable
es en mi modesta opinión la prostituta de la mariposa.
Y sospecho que ella misma borró en las placas su cara"
ADELE
"! Pobre Bellocq!
él muerto y yo en carruaje.
Y nadie sabe, en esta mísera ciudad,
del lazo que nos ligó
como la cuerda al ahorcado."
TATUAJE
"Cada uno muestra su verdad como puede:
tajo o tatuaje, antifaz,
rosa sobre un corpiño,
sombrero tapando el corazón...
Yo me propuse trabajar
con mi "Leica" y el ojo-
la cámara oscura de la cabeza
y fijar su vacío. Fracasé.
Amo lo que me llena."
HISTORIA DE UNA FOTOGRAFIA
"Un gigante judío en casa con sus padres
en el Bronx". New York, 1970.
"Cuando yo era chica, mi madre me leía "Gulliver"
En mi sueño, tendida sobre una arena muy blanca,
los enanos me ataban con sus hilos de seda. Baba,
lágrima o semen, sé de la desgracia de la diferencia.
Una tarde, volviendo a casa desde Central Park
después de fotografiar a un chico flaco y tenso
que apretaba una granada de plástico en la mano,
vi al gigante asomado a una ventana y me detuve.
Hola, Gulliver- le dije.. Cuando yo era chica
mi madre me leía el cuento. Y en mi sueño
los enanos me ataban con sus hilos de seda.
Me hizo entrar a la casa y llamó a los padres.
Soy Diane Arbus- dije. Vivo en la calle 53
y me gustaría tomarles una foto. Mis ojos
registraron el cuarto con la precisión de un ciego
que identifica con los dedos el valor de las monedas:
los sillones enfundados, la lámpara de cobre,
el enorme zapato izquierdo del gigante,
su bastón, su puño de marfil,
las rodilleras gastadas de andar a gatas...
Posaron. La madre elevó sus ojos a los del gigante
y se agarró las nalgas buscando un punto de apoyo.
El padre, adusto, enfundó una mano en el bolsillo
y en 3/4 perfil fijó la vista en el horizonte.
Todo sucedió muy rápidamente. Mi único artificio
fue apoyar la cámara en el brazo de un sillón:
ángulo bajo, que aplasta al gigante contra el techo.
Nunca volví a visitarlos."
CATALOGO / DECALOGO
Carnaval en Maryland. Un hombre tatuado.
Una mujer enmascarada con dos rosas en su vestido.
Un castillo en Disneylandia. Yo estuve allí, con ellos,
en la carpa circense de la hermosa tragasables
y en un cuarto de hotel de New York -ciudad amada-
donde vive un hombre con el cuerpo invertido.
Domingo en Brooklyn. La familia que sale con el bebé
y el niño espástico y la estola de leopardo.
Y en la Quinta Avenida con ese pobre hombre de corbata
que se tapa el corazón con el sombrero. Yo estuve allí.
Creo en ellos por lo que revelan,
y en el azar que me depara estos encuentros atroces.
Creo en mi ojo y en el instrumento de mi ojo,
en la lente que filtra, el índice que gatilla,
la materia que plasma, el cuarto oscuro donde yo, Diane Arbus, desaparezco."
CONTRASTES
"Para mí no hay Ley.
El Arte puede ser osamenta o estola.
Cuando a duras penas me ganaba la vida
acompañando con el violín imágenes de cine mudo,
aprendí que según rascara las cuerdas
con el arco o el dedo
podía hacer brotar a voluntad lágrimas o sonrisas...
Como fotógrafo me desvelé junto a los ricos
esperando con paciencia el momento de gatillar la luz
para humillarlos en su ridículo esplendor.
Y estuve en la ciudad desnuda junto al harapiento
que carga su cama de cartón como el caracol su concha.
Y en las Estaciones de Policía esperando al asesino.
Y en las ambulancias. En las calles al amanecer.
En los rincones donde los hombres se masacran.
Y en los bares del Bowery, en el "Sammy",
donde la miseria se vestía de raso
y la cantante era "La Estrella de la Desgracia"...
Lágrimas o sonrisas, yo gatillé la cámara. Abrí la luz
al gris que empareja la osamenta a la estola."
"AMBULANCE ATTENDANT TAGGING CORPSE"
Fotografía de Weegee, año 1941.
Hay mucho gris en la foto. Poco contraste. Desorden.
No se sabe bien si el centro de interés es el muerto
la enfermera que está por levantar los diarios
y colgarle una tarjeta en el cogote.
Los diarios que lo cubren tienen titulares de guerra.
El abrigo de la mujer es jaspeado, como los diarios.
Detrás una pollera blanca, firme como una estaca.
Un cartel promete "subsidios de guerra",
y hay una esvástica dibujada en la pared.
Asoma entre los diarios la mano izquierda del muerto.
Bien mirada, esa mano es el centro que lo ordena todo.
SOY LEYENDA
"Detesto la luz del día.
Lo que yo muestro no sucede a pleno sol.
Amantes copulando sobre las butacas de un cine 3-D
donde todos llevan lentes coloreados menos yo.
O en las playas de Conney Island
de noche en el calor del verano...
Paseo con mi cámara como el psicópata con su cuchillo.
Voy, gallo ciego con mi equipo ultra-sensible,
mi flash y mi "Speed-Graphic": bastón fosforescente.
Y veo que hay un abismo y una cuerda.
Y el ojo no sabe si camina o cae.
Con mis pobres medios, yo, Weegee,
busco en la mísera materia
que cantó Baudelaire en "La Carroña"
la luz de Rembrandt."
"FIRST BALLET ACTION"
Fotografías seriadas de Eadweard Muybridge
Quieto, de este lado, el fotógrafo:
caballo con bozal que masca.
Y fijo un telón al fondo, milimetrado.
El modelo deberá moverse
en el espacio que media entre el telón
y el ojo con bozal que masca.
Desnudo, de espaldas, alza una pierna,
gira, se abre, la extiende, vibra
en un movimiento sencillo pero esmerado,
extremadamente difícil
si por esos centésimos de segundo uno y otro
-o uno u otro-
han de considerar el acto del arte
como una acción prostitutiva.
ULTIMOS RETRATOS DE JACOB ISRAEL AVEDON
A partir de fotografías tomadas por Richard Avedon, su hijo, entre octubre de 1969 y agosto de 1973.
"No sé cómo pude -hazaña o saña-
registrar tu muerte trabajando.
En una foto reís: dientes perfectos con los que mordés
en otra foto tu propia mano.
Vestido ya de negro
con flores en el cuello enorme de la camisa
como una fúnebre corona que te ahogara,
ladeás -presa del dolor- la cabeza
como si yo y la cámara fuésemos en tu cerebro
la imagen de lo que no se nombra.
Pero te volvés hacia nosotros, te entregás, flojo,
y ya no es más -jamás Padre- el tiempo en que posabas
junto a un perro de raza y un Packard prestados
para que los jóvenes sepan que las fotos mienten.
Un judío rodeado de piedras falsas
nunca será Nefertiti.
No sé cómo pude -hazaña o saña-
estar tan lejos y tan cerca cuando te calzaron
-Padre-clown- un camisón a lunares,
y gatillar cuando inclinabas hacia mí tu cabeza."
ULTIMO AUTORRETRATO DE REMBRANDT
Evoca la media-res colgada del gancho carnicero
esa magma de colores que embarduna la zona del rostro.
Las pequeñas venillas que irrigan bajo la piel la carne
parecen haber tomado una consistencia de cartlíago,
bien -abiertas-dejar correr la sangre en hilos
por sobre los labios, las sienes, la tan altiva frente...
Arqueado sobre la paleta, de este lado del lienzo
que refleja de sí-modelo-lo que de sí nadie ve
mezcla el púrpura y el negro, colores intermedios,
terrosos que rondan su sonrisa:
mueca que se abre al dolor, tajo,
llaga que llama al Cuchillo.
"DOS FIGURAS" DE FRANCIS BACON
El abrazo es feroz, y presupone
menos que la caricia la riña:
cuerpos midiéndose en el cuadrilátero,
gallos con afilados espolones.
Navaja, cada momento del amor
es una imagen del combate:
un brazo bajo la axila
un espinazo arqueado
la pierna que imperiosamente busca
un punto de apoyo entre la sábana.
Y muelas, lenguas, orificios imposibles
en el hueco de una jaula.
DESNUDO BAJANDO UNA ESCALERA
"No era mi intención reproducir la carne
tal como se brinda, cuerpo a cuerpo,
en el burdel o lecho: Rubens o Manet.
Cuando te desvistes y caminas,
y la carne se afloja o tensa
según el movimiento que te exija,
la lucha es otra, y en ella da lo mismo
que tú fueras maja o mono.
El ojo combate una abundancia
de pelos, tajos, mamas,
viene y va, viene y se fija: péndulo y plomada.
Da lo mismo entonces que no te reconozcas,
maja o mono. Y que nadie diga, nadie pueda:
Es ella, desnuda, bajando una escalera".
ESPERANDO A SAN JORGE
Sobre una imagen del "Ciclo di San Giorgio" de Carpaccio.
"Han asediado como la peste el pueblo,
que es para nosotros el Mundo.
Los estandartes de vivos colores
yacen en la mugre, jirones entre huesos,
y al fondo las torres de la ciudad, sus galerías,
las calles bajo las amplias arboledas,
están tan vacías como los estómagos.
El asedio lleva ya largos meses,
años en mi memoria que el hambre azota.
Como prueba de lo que escribo
está la inmensa fosa abierta
por la que repta la iguana, el sapo y la serpiente.
Sé que no hay nadie en nuestras calles soleadas."
MUCHACHA EN LA VENTANA 1.
Según un cuadro de Vermeer
Un almidón de monja
erecta la rigidez mortuoria de su toca.
Ella no es eso.
Una mano aferra la falleba.
Otra una jarra dorada.
Ella no es eso.
Mira
más allá de la ventana abierta
el tumulto de la calle, la puesta de sol.
Bajo la toca su vestido es azul,
azul-dorado.
Ella no es eso bajo su vestido.
Ella es la puesta de sol, el tumulto
que buscando su mirada dice
no eres, hija, lo que te aprisiona.
MUCHACHA EN LA VENTANA 2.
Según un cuadro de Verrneer.
Los gestos son medidos
en la balanza de quien pesa perlas.
Un error de gramo es estafa.
El equilibrio del cuadro
es el equilibrio del mundo.
Si inclinas la rodilla, perecemos.
La mano derecha en la falleba,
la izquierda en el asa de una jarra.
La mirada en línea oblicua hacia abajo.
En toda cárcel los gestos son medidos.
Gramos, centímetros, centavos.
La vida fluye afuera.
"SUSANA Y LOS VIEJOS" DE TINTORETTO
Ansiaba ser una heroína de Rubens:
esa mujer portentosa
que hace nacer de su pezón la Vía-Láctea.
Pero estaba hecha para una paleta distinta.
Quiso el destino cubrirla de pulseras,
hundir la pierna izquierda en una fuente,
y fijarle esclava la derecha ante un espejo.
Esplendor de una carne estéril,
los Viejos espían desde la espesura.
NATURALEZAS MUERTAS DE CEZANNE
El límite no se distingue. Sin previo aviso,
como en la vida, se está ya en otra cosa.
Así se entiende que detestara el trazo grueso en Gauguin:
"... esas frutas tropicales, decorativas,
son como piedras volcánicas embardunadas de témpera.
¿y qué decir de esas indias hieráticas
cuya sabrosa carne se asemeja
a la de una momia egipcia sin las vendas?
Nada donde hincar el diente..."
Esta pera en cambio, esta manzana en la luz,
incitan a la mosca a revolotear el cuadro,
y al ojo a saborear, devorar
la fruta que está a punto.
Reinos que se confunden en la punta del pincel.
Y en el lienzo: pulpa, materia, carne
antes de que surja el gusano.
"EL CANASTO DE FRUTA" DE CARAVAGGIO
Primera naturaleza muerta.
"Requiere tanto esfuerzo
ese borde negro en la manzana picada,
la nervadura en la hoja de parra ya marchita,
como las pinceladas para lograr el ojo bizco
en El tañedor del laúd.
Esa hoja lanceolada, simple, de la pera
no exige menos de mi mano que los dedos crispados
en Muchacho mordido por la lagartija.
Del Pequeño Baco enfermo -que soy yo-
saqué las uvas, el laurel de la cabeza,
los duraznos que se apoyan en el mármol como nalgas.
De Muchacho con canasto borré el muchacho.
Pinté el canasto sobre un fondo claro".
De lo que hay aquí ninguna cosa te pertenece:
el alto eucaliptus visto desde la cama al despertar,
los gatos asomándose al espacio hueco
que el ángulo de apertura de la puerta descubre
de este lado del eucaliptus... Difusa luz de día
sobre los frutos del paraíso en el rectángulo de tierra
hacia el límite donde se confunde el maná
con la redondez accidentada de la manzana.
De imágenes antiguas se nutren el despertar
y el sueño. La mesa se recorta contra la ventana
también abierta. Una frutera con una sola naranja
y hacia la derecha, firmemente iluminado
de luz de día, un alto de libros que el aroma
del eucaliptus -con todo lo imaginado- recubre.
NATURALEZA MUERTA Nro. 2.
Caía el cabello -hacia atrás-
ocultando la perfecta nuca.
Caía y parecía que caíamos
ralentados como polvo en el aire.
Caía y se elevaba la cola de un caballo
al mismo tiempo. El viento soplaba
entre las cañas resecas, amarillas
por el otoño. Junio 1°. Y yo
pasando por allí con dos visiones:
caía el cabello hacia el lado de los pinos
imitando el silbido del viento entre las cañas.
Pero la cola del caballo vino a turbar la armonía
interpuesta como estaba entre esas antiguas
y gastadas y solas imágenes de la belleza y yo.
NATURALEZA MUERTA Nro. 3.
Clarea tras la tela el verano, en la jungla del patio.
No hay nada en qué fijar, más allá de la maraña
de enredaderas que trepan el tapial carcomido
por agónicos helechos la vista quieta.
Nada, de este lado de la tela donde se agrieta
abovedada contra la ventana la sombra del que mira.
Pero si en este preciso instante aparecieras deteniéndote
bajo el arco que dibuja la hoja de la palmera al caer
y desde esa quietud de retrato me miraras, quebrarías
-única cosa viva entre las verdes mortajas-
esta naturaleza muerta, este instante enjaulado.
NATURALEZA MUERTA Nro. 4.
Ensortijadas matas de cabello, y nosotros:
Sansones que somos nuestras Dalilas.
Bajo el alféizar de mi ventana
ensortijadas matas crecen. Y el ojo ve
yuyos que arrastran a la tierra frutos.
NATURALEZA MUERTA Nro. 5.
En ramo, la flor de caña se abre por sobre el tapial.
En ramo quieto, ahora que no sopla viento...
Jacarandá. Lapacho en el parque dos veces florecido,
"victoria-regia" en mi plato...
Es junio ahora, estación de las lluvias,
y la ventana que enmarca el ramo no me deja ver...
Todo como antes, una vez más, una vez más...
El hielo tintinea en el vaso, la mesa tiembla,
pueden golpear a la puerta una vez más...
Hay guerra, y yo sé que este ramo vivo
es como el que acuna muerto la florista,
o como el jazmín ahogado que se abre
muy cerca Estela, en tu taza de té.
NATURALEZA MUERTA Nro. 6.
La nieve cubrió el paisaje. Lo que floreció,
floreció hacia abajo: mísera trinchera.
Nadie vio la sangre en los copos,
los destellos azules,
el viento en los arbustos...
Lo que floreció está sepultado en lo profundo.
Tan lejos en el País de la Muerte
como la estampa del Invierno allá en la infancia
que en un libro de Dickens hacía llorar junto a la estufa.
NATURALEZA MUERTA Nro. 7.
Estas frutas disimulan
la carnicería de la trastienda.
Duraznos aterciopelados acarician
el cartílago amarillo de una pera,
uvas en el centro de la mesa.
Aquí haría falta una exhultante sandía de Murillo,
rajada y roja y delatora al pie de la cortina.
Y cáscaras en tirabuzón, semillas, montones
de pisoteados pellejos por el suelo.
"El habla es guerra y locura ante la mirada».
"-Habla clara, si la palabra claridad, al no ser propiedad de las cosas visibles sino audibles, aún no tiene relación con la luz. La claridad es el reclamo de lo que se hace oír claramente dentro del espacio de la resonancia."
Maurice Blanchot
"Mi alma es una orquesta oculta. No sé que instrumentos tañe, cuerdas y arpas, timbales y tambores dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía."
Fernando Pessoa
VUELTA AL HOGAR
"Ya no sabría decirte -dijo-
qué cosa es una trampa.
Quién la tiende y tensa el hilo ni quién cae..."
Echado en la cama en su pieza de primer piso
vio las copas de los árboles
agitarse afuera a la altura de su ojo,
y sintió que crecía, enorme en un cuerpo flaco.
Ella giró la cabeza y siguió hablando.
Entonces el viento empezó a soplar
desordenando las palabras en una trama confusa,
y sopló sobre las sábanas manchadas en su ausencia
arrastrando matas de pelo,
cuerpos abrazados como fardos.
REHACER MI VIDA
"Son frases dichas en la oscuridad -dijo-
a las que nadie da crédito, nadie. Frases
dichas en la oscuridad frente a la luna del espejo:
chácharas, rosarios, míseros ave-maría."
"Cuando ya todos se han ido -dijo-
y no queda ni el ánima, nada,
y el espejo no refleja porque lógicamente está oscuro,
entonces hablo -dijo-.
Y son frases dichas en la oscuridad."
"Son grandes frases las que digo,
huecas pero poderosas, dichas como al pasar,
precisamente cuando la carpa cae -dijo-
con el peso de una estaca sobre el corazón y no hay nadie."
ARTISTA DEL HAMBRE
"Te equivocas-dijo-. Viviendo aquí
he terminado por habituarme al hueco en la página,
a ese truco fácil de prestidigitador de segunda
que pide al público un pañuelo
para agujerearlo con el cigarro.
Pienso -dijo- mientras te hablo, que soy yo mismo
ese prestidigitador de segunda: un frac alquilado
que se pasea sin cuerpo por una casa que no tiene dueño."
"No te asustes con lo que digo -dijo-. Piensa
que las cosas tienen que cambiar. O si lo prefieres
que la casa está encantada, y las palabras que digo
suenan remotas como el hueco de un líquido
cayendo en el hueco de la vasija."
"Pero te hablaba de un traje que se pasea solo,
erecto por mis pesadillas en una casa sin dueño.
Y es allí donde te equivocas. No es un fantasma:
es el humo que se apaga cuando apago el cigarro,
el aplauso cuando escatimando al ojo el movimiento
con el que llevo de mi bolsillo al pañuelo
y del pañuelo al bolsillo el trapo que el cigarro quema,
despliego el pañuelo intacto."
DESPEDIDA A UN COMPATRIOTA
QUE VIVE EN EL EXTRANJERO
"Sobrevivimos -dijo-. No sé si por milagro
o por una dura, obstinada voluntad de insecto,
pájaro que pica el árbol, caballo al trote
que tira un carro porque no mira al costado.
La tierra se movió, se agrietó.
Podés ver los huecos de bala en aquel muro,
los pañuelos blancos, las fosas...
Sobrevivimos. Es mi manera. Mi "soplo trágico".
Pero salgo a la calle, camino hasta el parque,
y veo en su esplendor la flor del lapacho.
Entonces digo, avaro-dijo-: estoy aquí, soy yo,
entre mis escasas pero siempre seguras pertenencias."
EL PADRE
"Veo todo rojo" -dijo.
Era como boquear sediento en la salina,
caballo que tasca su propia baba.
El tumulto --bocinas, gritos, pasos,
todo el tráfico de una calle bajo la ventana-
se redujo de pronto a un chirrido de chancletas
que un viejo arrastra como cadáver
por el piso de pórlan en el cuarto de al lado.
El polvo de aire se adensó,
en la débil luz del velador tapado con un trapo,
brillando en un solo coágulo
sobre la hebra plateada de la araña.
Y por fracciones de segundo, antes de ver todo rojo,
vio --no al hijo,
sino la mísera vida circulando por el globo del ojo
bajo la forma de una mosca.
DIAS DE 1976
(de la cárcel).
"Gallito-ciego
me llevaron de la mano a la antesala de la esfinge.
La peste estaba en todos lados.
La glicina florecía en la prisión y en casa."
DIAS DE 1979
(de la cárcel)
Risas en una cámara de eco. No las duras
jornadas de llanto contra la pared.
Risas en la cámara oscura de la cabeza.
Y el deslizarse del alma en la pendiente
como la bocha por su cancha lisa.
TANTALIA
(de la cárcel)
"Guirnalda, como una guirnalda
amaga todo coronar mi vida.
Pero eres, vida, toda, la cabeza,
y la guirnalda que te ciñe el cepo."
DALIAS EN UN PLATO
(de la cárcel)
Flotando, los pétalos absorben
una humedad inhumana.
Y el corazón de la flor respira
con esa blanda soga al cuello.
LOS MUERTOS
(de la cárcel)
Flacos como el papel
se colaron bajo la puerta.
Engordan en los roperos, bibliotecas,
agendas viejas y guías telefónicas.
"Nada -repiten por orden alfabético-
permitirá que te sepulten, Nombre Mío."
BEFORE THE FLOWERS OF FRIENDSHIP
FADED FRIENDSHIP FADED
Abre cajones y las cartas viejas lo asaltan,
lo asfixian como una máscara, capucha, dura careta...
Fotografías donde una cálida sonrisa se congela
amarilleando como los dientes, como el mismo papel.
Y postales, poemas, traducciones.
La amistad se marchitó.
Sus flores vampiros.
ASADO CON FRANCISCO DRUETTA
Los que estuvieron presentes
sostienen que no debí decir lo que dije
avivando las brasas bajo la carne roja y la parrilla.
Ocho años de cárcel demandan sedativos,
charlas en las que el pasado (aunque ilusorio)
flote liviano en el humo del aire enrarecido.
Debe, debía, dijeron, flotar liviano
gracias a una cuidadosa elección de las palabras:
frases, palabras, que en su cuidadosa elección
no caigan por su peso de reproche o espanto
de la parrilla a la brasa.
MENSAJE A JUANI SAER
"El Arte -dice Benjamin-
-es cepillar la realidad a contrapelo.
Yo apenas si me atrevo a deslizar la mano
por un pelaje vivo que resiste: hierba o hiena.
En vez de cepillar un traje
sacudo cual empeñosa ama de casa una alfombra.
O hago hablar la boca cuando el corazón se calla."
CATALINA LA GRANDE,
GERTRUDE STEIN
Y LAS PALABRAS
Para una, al abracadabra de su palabra
diez mil armiños son ya una capa
y esbeltos machos caen en su cama.
Para la otra, en cambio,
las palabras son muebles antiguos
depositados en el fondo de una habitación oscura,
muebles que trabajosamente hay que arrastrar
chirriando hasta la luz. O mejor dicho
son armiños, joyas
que en su infinita paciencia pesca
inclinada sobre la página
como la otra sobre el abismo del mundo.
CAVAFIS EN EL N. 10 DE LA CALLE LEPSIUS
Liddel, Biografía crítica, Los últimos años.
1.
"Hace dieciocho años alquilé esta casa con Pavlos
presintiendo que no viviríamos juntos mucho tiempo.
Cuando Pavlos se fue
quedé aprisionado en el cuarto color malva
y ya no pude abandonar la casa.
! Diecisiete años velando aquí un cuerpo ausente
sin saber si es el mío o el de Pavlos!"
2.
"Mi cuerpo envejece en la calle Lepsius.
Si alterno poemas eróticos con los históricos
es porque sé que la Historia es una pesadilla de la carne
remontando contracorriente un río hasta la memoria.
Y que los héroes están tan muertos como los amantes."
3.
¿Dónde se podría vivir mejor
que en este segundo piso de la calle Lepsius?
Debajo el burdel que proporciona carne a la carne,
la iglesia patriarcal de Saba que perdona los pecados
y el hospital en el que moriremos.
Soy el espiritu -les digo a los que me visitan
tocándome el pecho bajo la camisa-
Aqui debajo, en lo que se supone "la casa del alma",
está mi carne.’’
ULRICH A DIOTIMA
Musil, "El hombre sin atributos", 69
"La sensación de apoyar el pie sobre la tierra firme
y de estar revestido por una piel resistente
apenas tiene lugar en mi espíritu o cabeza:
hay algo en mí que se resiste a admitir
la edad adulta como apogeo del desarrollo.
Piensa en tus años de niña: un fuego suave.
Y en tus años de adolescencia: ardor en los labios.
Pero si yo fuera el formicaleón de las libélulas
o el macho de las hormigas
me avergonzaría de haber sido un año antes
esa torpe larva color gris que anda hacia atrás
y vive sepultada en un embudo de arena.
A veces mi juventud me da miedo,
como si hubiera sido una libélula
y ahora debiera convertirme en fiera."