Poesía Visual |
Arte |
Fogwill-Ines Braun Sole-Leandro Prinkler Tommy-Drole Melina-Germán Cami-Emilio Alfredo-Isidro Clara-Yaky Rafa-Sole Costantini Jose-Paloma-Marco-Paz Diego-Maria Manu-Santi Mery-Laura Viki-Gamba Johana-Abue Agustina Candi-Andres Isma-Patri Marianela-Milillo Yhaki -. Juan Fernando-Mariuchas Ed Shaw-Ethel Bony-Costapeuser- AnaKatz-Dennisache Agus - Isa- Alfonsin-Néstor Bony2-Lali Calladita - Miguz Justo Vanesa Mamá Susana - Claudio Paloma2 - Mario Fede-Teban Friky1-Iaia Carahunco-Cecí Lean-Fríky2 Juli-Marina Levinas-Lali2 María - Alberto Chino - Fogwill (h) Ed Costantini - Kacero Hilda - Marcelo Bebe-Velvet Marijó - Augusto Vivis - Igor Daniel - Teresa Vanina - Mariví Naná - Bedel Celeste Carballo Agustina -amigobb Eduardo - amigotomy Anabela - Bony3 Augusto - Kermesse |
Ver caras en la era de su reproducción técnica: las máscaras coloridas son máscaras de máscaras, en un tiempo en el que sus modelos fueron llevados a creerse dueños del destino de imagen. Mas posado, cultivado, ejercitado, cosmetizado y medicado se vuelve el rostro, mas privilegio se concede a la ilusión del carácter virtual de la persona. Ahora sí está uno aquí, verdadero e interno, emitiendo hacia allí sólo lo que su voluntad quiera representar: una cara. Tal la clave del sueño del centenar de representados en esta instalación. Para ellos, que algún día del 2000 se sometieron al modelar del artesano, la experiencia de mudez e inmovilidad bajo lo opaco viscoso del molde que los tuvo velados queda como justa representación del abismo que separaría al ser del parecer. Sueño de época, en una época en que para modelos, artistas y público, todo el ser se acota y se agota en el ejercicio atónito de su parecer.
Fogwill
Una sucesión de caras a lo largo del muro no es solamente un asunto estético. Tras cada imagen hay una historia que asoma. En cada huella digital hay un alma escondida. Del hallazgo de una técnica con posibilidades vertiginosas hasta la lenta y noble recuperación de la tarea artística, cuando el material es domesticado tras horas de pelea. Cada integrante encuentra su función, cada uno sabe donde el otro es mejor y los tres en armoniosa danza completan los retratos de amigos, parientes y fantasmas. Y lo más interesante de esta galería de rostros es que cada uno de ellos es sólo el principio de un torrente insondable de imágenes que aparecerán sólo en la cabeza del observador, únicas, potentes y valiosas, tanto como su imaginación les permita.
Gabriel Levinas
Tres pintores -Juliana Laffitte Manuel Mendanha, y Agustina Picasso- se juntan para cambiar de rumbo y reinventar su lenguaje. Los tres artistas deciden dejar la impronta de las caras de amigos y afines en una sustancia plástica. No sólo quedan fijados los rasgos esenciales, sino las arrugas de la lucha vivencial que se leen como los anillos marcados en los troncos de los árboles milenarios. Hasta trozos de alma traspasan al plástico y quedan expuestos en estos masca-retratos. El vuelco en concepción, rescata el proyecto de una peligrosa banalidad. A lo largo de un período de experimentación, el trío perfecciona una técnica ágil y efectiva de producir las máscaras. Imponiendo la particularidad de que todos los presentes se quedan para siempre con los ojos cerrados. Los 100 rostros que sólo miran hacia adentro -o acaso no miran a.ningún lado- dejan de ser testigos del gran drama nacional, de las miserias personales, de la telaraña de complicidad que une al porteño en una generalizada parálisis mental y que viste al argentino con un corsé de estructuras retrógradas¿Es esta última cena la última vez que se puede juntar cien ánimas para participar en una propuesta común? Es tal vez un paso a la primera cena virtual donde nadie se separa de su PC y las imágenes trascienden por magia de Internet, un zapping de rostros anónimos, cuerpos ocultos, ojos cerrados, labios apretados, la expresion de la muerte misma. (..) Mondongo despierta inquietudes, plantea sin aclaraciones algunas difíciles preguntas, sin ofrecer respuestas, soluciones. La inercia de querer actuar produce la cadena de rostros convertibles en máscaras. Subliminalmente, ofrece la posibilidad de cerrar los ojos y reflexionar sobre el camino a seguir.
Edward Shaw
|
SUSCRIBASE GRATIS | |
|