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Roland Topor (1938-1997) nació en Paris, de padres polacos. Fundador con Arrabal y Jodorowski del grupo Pánico, de influencias surrealistas. Alternará su obra entre los campos del dibujo, el cine, el teatro y la literatura en una variada gama de papeles - autor, escritor de ópera romántica, guionista,actor, director y dibujante. Puede ver algunos de sus trabajos como dibujante en El masoquista y en ¿Terror?. |
Mañana es el gran día.
A pesar del aliento de los que me rodean, tengo miedo. Sin embargo gozo de buena salud, sé lo que valgo, y teóricamente no hay ningún fracaso que temer, pero la angustia me carcome. Los exámenes siempre me han producido este efecto. Soy un hipersensible bajo mi aspecto frío y un poco autoritario, no tengo éxito en los exámenes. Evidentemente hay una gran diferencia entre los exámenes y las elecciones, pero existen similitudes, mi organismo no se equivoca. Doy vueltas en redondo como si fuera un vulgar opositor. Hay que reconocer que el desafío es grande: presidente en vida, es distinto a ser bachiller. Desconfío de los electores: imprevisibles. Están condenados a examinarme solo por espíritu de contradicción. De acuerdo, esta bien, los institutos de encuestas me dan como fácil ganador, los observadores nacionales e internacionales se asombran de mi longevidad política, los efectivos de mi policía secreta son tantos que terminaron por resolver el desempleo, sin embargo quedo a merced de los fenómenos climáticos, los azares de la historia, de la mala suerte. Mi situación de candidato único de un partido único me ofrece sin dudas buenas perspectivas de futuro, pero no me garantiza necesariamente el éxito . La victoria está a mi alcance, pero me volvería loco si la tuviera por adquisición. Y aunque pueda parecer paradójico, la presencia de otros candidatos de oposición, me reaseguraría. Conozco mis méritos, y saltarían a la vista de todos si se pudieran comparar con la mediocridad de mis rivales. Por desgracia, las muertes accidentales del Doctor Ephraim Bosé, premio Nobel de la Paz, de Francesca Malto y de Bruno Gustin volvieron imposible el debate de ideas al cual yo aspiraba. La famosa pluralidad democrática, reclamada a gritos por Amnesty, no es de un día para el otro. Y yo lo sufro más que nadie. Lo digo claro: aunque sea electo con sólo el 96% de los votos, consideraría ese resultado como una bella victoria. Evidentemente el 98% volvería mi legitimidad aún más indiscutible, pero si obtuviera un puntaje francamente malo, alrededor del 90% por ejemplo, correría el riesgo de ponerme de mal humor y cuando estoy de mal humor me puedo volver malo. Me llegan rumores según los cuales los electores boicotearían las urnas. Prefiero negarme a creerlo, semejante falta de civismo me decepcionaría dolorosamente. Nosotros conformamos un gran pueblo, cuyo pasado reciente probó que supo tomar sus responsabilidades. Me quedo, sin embargo, convencido de que aquellos que no participarán del escrutinio están de mi lado, pero que de buena fe no creyeron necesario reafirmarlo, por lo tanto sus votos me son sumados. Pero lo que sería realmente formidable, todas estas consideraciones aparte, lo que me produciría un inmenso placer, en el momento en que se disponga festejar mi setenta aniversario, sería un 99%. ¡El primero de mi carrera! 99% me volvería loco de contento. En fin, no debo soñar, porque se puede volver en mi contra. Gracias a Clea Torales por la traducción. |
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