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 Elías Uriarte
  Nació en Rocha, Uruguay, en 1945. Publicó Trabahombre (1978) y Breviario de la peste (1986). Hiroshima pertenece a un libro del mismo título publicado por Vintén Editor (Montevideo, 1999). “Uriarte escribe en términos personales –dice Roberto Appratto en un ensayo sobre el autor-, lo cual significa que se sitúa en relación con sus temas de manera no transferible, y que esa situación implica un apartamento cultural y no sólo poético: el texto es tan texto como el pensamiento pensamiento, y la prolongación de esa premisa le permitió escribir Hiroshima.

 


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HIROSHIMA

¡Oh, la Mesa, la Mesa!...
A la derecha
              El padre,
A la izquierda
              La madre,
Al frente
              El espíritu
Santo,
Y en el centro
              El cordero:
¿Ojos celestes,
Azules,
Flavos,
Amatistas?
Oh, esa mesa, esa Mesa:
Cuadrada,
Redonda,
Inexistente?
¿Acaso recuerdo infantil,
Una fantasía adolescente?
Oh estampas en el fondo del castillo,
Oh inscripciones, inscripciones,
En las chozas más humildes.
¿Orlas,
Halos,
Nimbos?
¿Cómo se dice
Esa cosa, esa cosa
Que tiembla sobre
Las frentes?

Oh, la Mesa Familiar: yo
Os consagro
Y os describo
Fielmente.

Corría el año tanto...
Decíase...
El padre, augusto,
Entreteje oscuros pensamientos
Entre sus manos,
La madre deplora
Una tardanza irreparable;
Luego bargueño,
Caoba
Y
Noche:
Una noche para el padre,
Una noche para la madre,
Y una noche para el espíritu santo:
Oh misterio de la triple noche
En una sola noche
Compartida.
A lo lejos,
Un elemento:
¿Su naturaleza?
Acústica.
¿Su timbre?
Orgánico.
¿Su altura?
Media.
¿Grito,
Lamento,
Gemido?
¿Acaso un herido?
¿El canto de la Tierra?
¿Un fugitivo por el monte?

Di: ¿cómo lo prefieres?
Crudo,
Cocido,
A punto,
Pasado,
O
Tal vez
Cro-
       Can-
              Te?-

Oh, la Mesa Familiar:
Yo os consagro
Y os describo
Fielmente.
Corría el año de ...
Decíase ...
Una voz refiere:
¿Recuerdas
Tu niñez?
¿Recuerdas
Las cenizas de Hiroshima?
Oh, cómo caían sobre
Las cosas.
¿Recuerdas cómo se metían en todo,
Manos,
Ojos,
Palabras?
¿Recuerdas tus dedos
Manchados de ceniza
Cuando tocaste el capó
de la cupé?
¿Eh?
¿Recuerdas aquella delgada,
Delgadísima...?
¿Cómo se dice eso, eso...
Que se deposita ligeramente...?
No no, polvo no...
Pátina tampoco...
¿Eso que es como una capa finísima?
Película,
Película,
Como una delgadísima película sobre
Las cosas:
Oh, como caían
Caían
Las cenizas de Hiroshima.
Al principio leves,
Apenas sueño sobre
Los labios de las hojas.
Me parece que las veo:
Temblorosas,
Oscilantes,
En copos,
Desflecadas,
       Apenas
Crepitantes;
       Luego
Crecientes,
Olas gigantes, transversales,
Sudarios de cenizas,
Cubriendo todo
Todo:
       Patios,
       Chiqueros,
       Lagunas,
       Esteros,
       Montes de eucaliptos,
       Alamos,
       Limoneros,
       Y esa mano, esa manecita
       Que aprieta un sonajero;

       Oh, cómo caían,
       Caían,
       Las cenizas de Hiroshima.
       Me parece que las siento:
       El ruido de los pensamientos
       Del aire:
Sobre establos,
Aserraderos,
Sierras,
Bañados,
Dormideros,

Cómo se metían en los días,
En las noches,
En los sueños;
Así, así: ¿oyes el sonido
Que hace mi mano al cerrarse
En el aire?
¿Verdad que es difícil,
Casi imposible,
Percibir?
Y sin embargo, algo, algo
Se atrapa: este
Es el auténtico sonido de
Las cenizas de Hiroshima.
¿Recuerdas tu niñez,
El ciclón donde dormías?
¿Recuerdas que decías:
       "Me sostendré en el vacío,
       Me tomaré del aire,
       Sea como sea
       Sobreviviré,
       Me recogeré en
       El corazón del torbellino"?
¿Recuerdas, recuerdas
Las fronteras?
       "¿Qué miras ahí,
       Donde no hay nada;
       Sólo montes y caminos?
       Entra, hace frío."
¿Recuerdas:
       "Padre mío:
       Hemos llegado a Horeb,
       He aquí el fuego,
       He aquí la leña,
       Pero: dónde está
       El cordero?"
Oh, cómo caían,
Caían
Las cenizas de Hiroshima.
Pero, perdón, debo levantarme:
Estoy emocionado.

Oh, la Misa Familiar: yo
Os consagro
Y os describo
Fielmente.
Pero ahora que reparo:
Los discípulos,
Dónde están?
Y el Maestro,
Se ha retirado?
       "En verdad, en verdad os digo:
       Uno de ustedes me entregará..."
Ahora silencio...

...
¿Escuchas...
Del lado de la llanura...
Esos gritos?
...
¿Tal vez ecos
De Tupambaé?
Eh?
Eh?
...
Oh, las guerras fratricidas:
¿Es que nunca acabarán?
¿Nunca?
Te diré: Aquí
Están,
Aquí,
Aquí,
Empiezan:
Oh esa Mesa, esa Mesa
...
¡Qué silencio!
¡Cómo ha oscurecido!
...
Padre santo: te juego
Un serio.
¿Me matarás
Si digo lo que veo
En el fondo
de tus ojos?
A ver,
A ver,
Sí...es indudable...
Aquí hay algo... sí... sí... oh...
Quí-
       Mí-
              Co...

¡Químico!
¡Oh el pecado del siglo!
¡El pecado Químico!
Y descubierto aquí... entre nosotros...
¡Gloria, gloria para las Letra Nacionales!

Está en todo,
En todo:
En esa leve, levísima conmoción central que la dicha sufre de repente,
En esa ciudad bombardeada y en ese hombre que se levanta en medio del polvo y la ceniza,
En esos árboles de raíces expuestas, desnudas, en los patios leprosos de los, hospitales,
En los hombres que los pueblan, de entrañas colgantes, vísceras en el aire "sanza tempo tinta".
En todo, en todo:
       En esos patios,
Y en esos muros,
Que cambian de nombre según el tiempo;
En esa ausencia inexplicable de todo lo que parecía presente,
En esa traición que las escuelas no nombran,
En todo aquello que el lenguaje oculta,
Y que tarde se descubre;
Está en el crimen,
En el amor humillado de viles fondos de comisarías,
En las técnicas de la pregunta,
En las técnicas del acento humano,
En las vigilancias,
En los seguimientos,
En los hombres que hablan de espaldas en piezas sórdidas de ventanas cerradas,
En los hombres que miran de espaldas,
En los hombres que matan de espaldas,
En los que combaten con un ejercito contra hombres solos, desnudos y sin armas,
En la tinta de los cobardes,
En sus palabras,
En sus versos,
En las ciudades vigiladas,
En los que se hacen que no ven pero han visto,
En los que dicen que no saben,
Que no supieron,
Que estaban distraídos:
En las miradas químicas,
En las sonrisas químicas,
En el amor químico,
En el aire químico,
En los mares químicos,
En la tierra química,
En las guerras químicas,
En los padres químicos,
En los hijos químicos,
En las selvas químicas,
En los sueños químicos,
En los pensamientos químicos:

       ¡OH,


              NAPALM


              DEL


              ALM

                                   A!

¡OH,

              NAPALM


              DEL


              ALM

                                   A!


¡Oh, la Musa, la Musa
Familiar!
A la derecha
       El padre,
A la izquierda
       La madre,
Al frente
       El espíritu
Serpenteante
Se extiende sobre
Las aguas
De la sopa,
La sopera,
La carne asada
Todavía humeante
En el altar de la Mesa,
La cóncava porcelana antigua,
El pescador,
La barca,
La paloma,
Para luego dirigirme
A los galpones, donde
Desde antiguo
Oscuros cuerpos agonizan.

¿No es divino el cordero?

Luego lluvia, lluvia.
Cuarenta días
Y cuarenta noches.
Habrá un sueño
Donde morir apretado,
Rodilla
Contra
Rodilla,
Habrá un Mesías
A la madrugada.

       ¿Un ramita de muérdago para
atravesar la noche?


                     A Marosa di Giorgio



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