No hay en el itinerario de la luz,
dificultad o ausencia especial,
espíritus privilegiados
que pueden agitarse,
de antemano no hay
elementos velados,
especificaciones mecánicas.
Hasta el acto de ver,
difícil de sugerir,
la estación carece de incrustaciones,
de objeto dispuesto
sobre fondo difuso.
I
Estación Pereyra Iraola.
A los lados maleza
y un poco mas allá
bosque,
donde cualquiera
podría internarse
buscando un claro
para acampar.
Espacio,
si se quiere auditivo,
que comenzaron a llenar
con un tema de Pescado Rabioso
y una conversación
de motores, de velocidad.
Ahí nomás
el dibujo de la curva
remarcando
el hueco de la boca
del tipo que nombra
a Froilán González
a Niki Lauda
a Gilles Villenueve.
Ahí nomás
la mueca ingrávida
del drogón
que discute sobre dosis
con otro que usa pantalón bombilla
tiene patas de cigüeña
y se delimita como ex-adicto.
Termino de decir
o ya dijo
deberías aminorar
con el consumo de ácido.
Dice o debió decir
la garra de Ayrton Senna
atrapando una noción
del tiempo como récord.
El orden separable de las cosas.
La sumisión del pensamiento
a los colores del paisaje.
II
Comenzar por lo simple
por el agua limpia de anzuelos
para arribar en lo complejo
a esa sensación
difícil de transmitir sin fisura
en la que uno frunce el ceño
porque siente que no está
en ninguna parte.
III
Con un que lo parió
se podría ir hacia
una noción ágil,
asimétrica de la mente
apelmazada,
que pueda continuar
los lineamientos conceptuales
del canoso que dice
gato por liebre
venden ustedes
los menemistas.
IV
En principio no hay
estrías en la conchilla
ni arrugas en el cielo
ni preparativo
que pueda alambicar
la conexión precaria que la mente
inicia con las cosas.
Así siempre se esta
recomenzando
y no hay
ruina ni naturalista que puedan
negar que cuando
uno baja la mirada
el sentimiento del otoño nace
del piso.
V
Los hechos pelados
que se va tragando
la tierra.
El vaivén tenso
del tipo codos de aguja
asediado por el apuro.
Lo concreto esta arreglado.
Estamos a una hora
de Plaza,
a ocho minutos del sol.
VI
Hay un frasco
de mayonesa
con lombrices serpenteando
en la mano
del estudiante de biología
que flirtea
con una morocha alucinante.
Como no ser biólogo
o cangrejo en Madagascar,
la isla biológica
del océano Indico,
el laboratorio a la intemperie
donde debería reescribirse
el manuscrito de la especies.
Como no combatir con ganas
la plaga que desequilibra
el paraíso de la isla.
Como no tener un plan.
Instalarse con una potra.
Escribir artículos
para el American Scientific.
Fotografiar
cadáveres de ninfas de langosta.
VII
Avalancha de eventos
que reservan energía.
Me obligo a anotar uno.
Perro que por enano
no puede montarse
a la perra alzada.
VIII
En detalle:
el aire toca la lluvia de baba
que produce el giro
de la conversación.
Podría haber dicho
no hay maniobra
de salvataje ni hilera
de neuronas,
ni línea química
de transmisión que explique
el viaje del pensamiento
a su inmanencia
lo innombrado.
Podría haber dicho
pero no dijo
y se limito a decir
me enferma
no apretar bien el embriaye
hacer ruido con la caja.
IX
A las tres de la tarde
y en plena estación
quema yerba para descansar
de la rutina de las cosas.
Un estornudo
empuja su mente
hacia lo que es.
Un charquito de agua
debajo de una canilla goteando.
X
El Chicho que no calza
mas de 36
y constantemente
produce la impresión
que se va a ir
de boca al suelo
dice:
habría que perennizar
peronnizar
pero la puta madre
peronizar carajo,
volver a peronizar
a la tribu desvaída.
El canoso
que había elevado
la mirada para taladrar
la cúpula celeste
asiente mecánicamente
con el rostro
todavía encapotado
por lo uniforme.
Para comenzar
a progresar hacia algo
saca del bolso una agenda.
XI
No hay reglamento
perceptible,
expansión ni sueño
irrealizable de antemano.
Hay a gatas un rudimento
de sintaxis como para
admitir que el punto negro
que se agranda
es la zorra.
Zorra real
transportando obreros tiesos
desavispados.
XII
El choque de lo frágil
con lo compacto
no produce nada.
Prefiero mirar
los movimientos anárquicos
de la mosca que molesta
a la vieja que se mueve
acomodando el cuerpo gordo
operando
en el centro del alerta
permanente
de unas palomas torcazas
que de inmediato inician
vuelo corto.
Prefiero el espacio
reducido que concatena
los movimientos
sin eje de la mosca
a soportar
los restos sin expectativa
de un pensamiento trillado.
XIII
Al fin y al cabo no sos
ni un perro de leyenda
que muestra los dientes
al olfatear el miedo,
ni un perro de planicie
que viaja a la metrópoli
para mear el obelisco.
La frase traspasa la mente:
imposibilidad de epopeyas.
XIV
En otra parte algunos
deben pensar en huir.
Acá el tipo con familiares
en Claypole,
tararea.
El Chicho esta descompuesto
de reminiscencias.
Te acordás
de la siambreta del Potro,
de los paseitos al palo
con las pendejas de la UES.
Lo impredecible
no se puede eludir
como así tampoco
el juego de las derivaciones
donde una captación es
otra y luego otra
siempre inaplicable
como el lazo que no amarra
así de insustancial.
XV
El color del aceite
quemado
tiñiendo los durmientes,
el equilibrio de las piedras
desnaturalizadas por el oxido,
el triunfo perezoso
de las cosas tal como están.
XVI
Calor que no sirve
para afirmar el yo
sino para embotarlo
produciendo la ilusión
de que pasan menos cosas.
No hay lo que
podría denominarse
un pathos,
impera por momentos
una opacidad mineral
detenida al borde
de toda anécdota.
XVII
El ángulo en que
la significancia se deshace.
El ángulo desde donde un palo
se ve quebrado por el agua.
XVIII
Segundos nulos
donde el único recuadro
es la idea absurda
de penetrar el bosque
buscando alguna clase
de yerba medicinal.
Segundos inenarrables
donde la mirada sigue
las palabras talladas
en la madera
del largo banco de espera:
YUTA ASESINA.
XIX
Asociaciones retrasadas por el roce.
La retrovisión dividida
por una lamina de caucho.
Lo que el tipo
deja de decir cuando dice:
domingos
en que tocar el cielo
seria posible
si ganara una Ferrari.
XX
Castores, mapaches, ocelotes,
martas y hurones,
en el sueño del estudiante
que enfrentarla al cazador
tan asesino como
el gurka.
XXI
La luz no puede destacar
el mareo de un dialogo
que parecía sólido.
Destaca el palo
que extiende la ilusión
del chico.
Soportarla un poco mas de espera
si el paisaje continuara naciendo
del cuerpo de la chica
que baila rotando sobre si.
Dijo
Que polvo si se levanta viento!.
Va a decir
my favorite girl
my favorite thing
the girl of Ipanema
Lo que parecía descompensado
se compensa cuando el Chicho admite
que Maradona es el astro.
Llega el tren.
Subo y me siento ahí
contra la ventanilla.
De inmediato el ojo se desvía,
buscando una versión
no tan inmóvil,
del cielo dividido en nubes.
Menos pretensioso,
sirviendo para algo,
el guarda repasa
la fenomenología de los días:
boletos, pases, abonos.
Carlos Martín Eguia.
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