LIBRO
Sólo puedo leer tu cara, huenún jaime luis,
sietemesino feo, sólo
puedo leer tu mitad hijo,
tu mitas hueso y calavera encarnada
tu débil número negativo
hecho de cuarteada eternidad
y carne
Sólo puedo leer tu mitad
padre, hermano, aquel
que diariamente sale a conseguir
una mísera ración de estrellas, exiguo alimento
de palabras que no saben todavía ni
siquiera balbucear.
Sólo puedo leerte al lado de Otro,
sólo junto a los conjuntos rotos de tu madre,
sólo solitario pero nunca solo,
mal ladrón de la blancura de las Páginas.
Sólo puedo leerte juntando las letras
de tu vuelo de mosca reventado
al pie de un poema de Tu Fu..
Sólo puedo leer tu raíz falsa, huenún
Jaime luis, hombre
o duende porfiado o malo de la cabeza,
sólo puedo leer la mitad
del aire que te hace viejo,
la otra mitad las ganas
con el sudor de tus ojos
y aquello
no tiene explicación en mi
alfabeto.
CEREMONIA DEL AMOR
Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo, pellín e
Hualle
tineo e lingue nudo a nudo amáronse
amantísimos, peumos
bronceáronse cortezas, coigües mucho
besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el amor
Despertar de las aves ya arrulladas
Por las plumas de sus propios
Mesmos amores trinantes.
Mesamamente los mugrones huincas
entierráronse amantes, e las aguas cholas
abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos
nombrándose, a solas e diciéndose: aguas buenas, aguas
lindas, ay pero violadas somos aguas
Rahue, plorosas pilmaiquén, floridas e parteras e aún
felices
las arroyos que atraviesan como liebres
los montes e los cerros.
E torcazos el mesmo amor pronto ayuntáronse,
los Inallao manantiales
verdes, las Huaicapán bravas
mieles, los Llanquilef veloces
ojos, las Relequeo pechos
zorzales, las Huilitraro quillay pelos tordos,
los Paillamanque raulíes nuevos.
Huilliche amor, anoche amaron más
a plena chola arboladura,
a granado cielo indio perpetuo
amáronse, amontañados
como aguas potras e como anchimallén encendidos, al alba
oloroso
amáronse, endulzándose
el germen lo mesmo
que vasijas repletas de muday.
CISNES DE REUQUEMO
Buscábamos hierbas medicinales en la pampa
(limpiaplata y poleo, yerbabuena y llantén).
El sol era violeta; se escarchaban los pastos.
Bajaba el Rahue oscuro, ya sin lumbre de peces.
Oímos mugit vacas perdidas en la vega,
y el ruido de un tractor camino a Cancha Larga.
Llegamos hasta el río y pedimos balseo.
Un bote se acercó silencioso a nosotros.
En medio del junquillo dos cuerpos de agua dulce,
Blancos como dos lunas en la noche del agua,
Doblaron sus dos cuellos de limpia plata rotos,
Esquivando sin fuerza los golpes y el torrente.
Cada uno tomó un ave de la cola o las patas,
y remontó hacia el bote oculto entre los árboles.
Los hombres encendieron sus linternas de caza,
y arrojaron en sacos las presas mal heridas
nos marchamos borrachos, emplumados de muerte,
cantando unas rancheras y orinando en el viento.
En mitad de la pampa nos quedamos dormidos
Cubriéndose de escarcha, de hierba y maleficios.
Una muestra de poesía joven chilena
X Yanko González Cangas
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