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Una muestra de poesía joven chilena:
 Alejandra del Río (1972)
          Ha publicado "Yo Cactus" (1994). Reside en Santiago.

 


           Lo hago de manera que parezca real

                        Syivia Plath

           Otra vez ha sucedido
           pronto te graduarás de desdichada
           provocas tú el despojo de todo cuanto hay
           porque nada te descubre y tú descubres tarde lo real
           lo que en las cosas está sucediendo
           mientras tú rodeas sus contornos
           jamás esas profundidades de abisal maldad
           fueron atisbadas por tu imaginación
           te disgregaste tanto que no advertiste que el otro no
           te contenía
           ni siquiera pudo recibirte
           se hizo a un lado para observar el ruido de la caída
           su propia maniobra para evitarla
           Qué sacas ahora con decir "Renuncio"
           él verbo no es la cosa ni mucho menos el
           sentimiento
           Qué sacas con decir "No puedo más"
           la negación es imposible de llevar a cabo en el
           corazón
           Qué sacas con decir "Me desmorono"
           la palabra no te consolará
           Ahora intenta consolarte:
           ¡atadas están sus míseras muñecas
           para la entrega sin demora de lo propio unido!
           atadas sus manos que no podrán tallar de la boca
           más profunda
           tú sabes que la boca del pozo intimida
           y no será él quien te dé una alegría desde arriba
           Admítelo
           sólo allá abajo encuentras regocijo
           sólo en la tiniebla húmeda del fondo estás protegida
           es inútil permitirte un minuto para escalar por las
           paredes y asomarte
           un poco de costado a la claridad
           Pero en lo oscuro eres una luz pequeña
           un punto de luna herido por ser niña
           



           ¡HAY UNA NIÑA EN UN POZO!

           Una línea corta el horizonte en dos.
           No es necesario que alguien diga uno y otro lado
           ya la niña se ha puesto a lamer la huella
           y a confundir con sus saltos y sus vítores y su
           ahínco
           las distintas lunas del espejo.
           Una línea divide el horizonte en dos.
           La niña sigue el paso del conejo y bebe del pozo
           como quien bebe de su propia caída.
           Una línea fija el horizonte en dos.
           Dentro de la línea una niña cae y cae preguntándose
           a viva voz
           la duración de su caída.
           No causará extrañeza el llanto de la niña cuando
           tope fondo
           -pero no topa fondo-
           y no será raro tampoco que el horizonte recupere su
           unidad
           si la niña lograra mirarse en lo hondo de su llanto.
           Pero la caída trae como consecuencia
           anverso y reverso de un único horizonte.
           Sólo el decapitado sobrevive
           Sólo sobrevivirán los estragos de mi cuerpo
           la cabeza sola no habla
           la cabeza separada no piensa
           la cabeza mirando el hueco no siente
           el sentimiento sin cabeza no duele
           el dolor en el cuerpo no se acostumbra
           no siembra sus temores
           sólo el decapitado sobrevive
           a la guillotina amnésica del tiempo
           descansará la mente si abandona a la cabeza
           cubierta por un lienzo ella se martirizará callada
           libre por fin el cuerpo verá reconstituirse los tejidos
           que fueron pasto para la voracidad
           de la cabeza propia
           la de los otros aún más voraz
           anida a duras penas sobre los hombros.



     
           EL COLGADO DEL TAROT

           Es la tarde esquiva del corazón
           soplo para alejar el halo negro que tienen las cosas
           cada cosa descrita en mi mente como posible de
           combustión
           como posible de arañazo y viruta directa al ojo.
           Cuelgo del pie y del árbol que está a punto de ceder
           pronto estaré por fin reposando sobre la hierba
           sobre las flores secas y las hormigas de la sequía.
           Pacerán sobre mí los animales hambrientos
           como lo han hecho hasta ahora los hombres.
           Y el mundo, que sólo era vertical,
           seguirá siéndolo
           pues no podrás zafar
           de la caída
           aunque lo anheles.
           Tarde desatendida de mí
           creo que ya tengo tu corazón en mis manos
           como el molusco de la zona abisal
           apegado a la luz que el submarino emite.

Una muestra de poesía
joven chilena

               X Yanko González Cangas




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