ALABADO SEA EL PULENTO
Dios es pulento. Hermanas de la impiedad. Dios es pulento. Y carga cuchilla.
Y cosecha con odio y violencia su siembra. Fuera de sí. Ostenta la hoz y
arranca la fruta a las raíces. Fuera de sí. Siembra la semilla. Y da latigazos
y huascazos a la yegua que arrastra el arado. Por yermos potreros. Para que
germinen las sandías. Para que extraigan su carne y su sabia. Los tiuques
a picotazos de creación. Volver fértil a la tierra. De muérdagos y muévedos.
De bastardos y vástagos. Hasta volver puta a la vida. A su temprana edad.
Volver madre de putas y putas. Y cabrona de vírgenes y ángeles. Hermanas
inmisericordes. Cuando Dios se emborracha, cuando ella se emborracha. La
huacha con vino y aguardiente. Y niñas sin experiencia. Extasiadas con
la carne la sabia de las sandías. Y con las uvas rosadas del placer. Extasiada
pubertad. Delirante pubertad. Lujuria, nombre de niña. Orgasmos infinitos.
Cuando Dios se cura con nuestro semen destilado por las viejas grotescas,
Pintarrajeadas y vulgares. Y virtuosas. Y crudas amantes. Dios agarra la
hoz y se pierde en los potreros. Montado en el diablo y seguido por su jaurías
de perros y perras carniceras y lívidas. A cosechas su siembra y a arrancar
de ráiz a la mata seca y la sandía seca que no nacieron en la lujuria y que
no se convirtieron a la lujuria y a los orgasmos infinitos. Las viejas vulgares
y virtuosas lloran y a las niñas sin experiencia gritan al ver a Dios fuera de sí
cosechar la mala siembra.
[MI DELICIA]
Mi delicia
es ensartar mi cuchillo
para introducir mi mano en el vientre
de la pescada
para extraer sus huevos
para devorarlos cruditos
y decapitar su cabeza
para servírmela
cruda
para chupetear su raciocinio.
CHUPETEAR LAS DELICIAS
SAICILED SAL RAETEPUHC...
DIETRICH
Sobre mi lecho de protíbulo de sábanas de seda y raso rosadas y
rojas, escribo, sobre mi lecho de patíbulos de los amores y los
sufrimientos, sobre un nido de pulgas y gusanos y serpientes y
óvulos y espermio, escribo, sobre mi lecho, sobre mi colchón de
resortes vencidos. Sobre mi catre cantor, sobre el camastro de los
dioses y las diosas y de los humanos perros y gatos y las cisnes y las
águilas y las carroñas y las bailarinas de la luna, escribo. Sobre el
lecho de las obreras enejenadas del amor o de las putas hermosas y
junto a ellas y sus camadas y a sus crías y a sus muévedos, junto a
ellas y sus raspajes y junto al feto de la paz, lactando de sus senos
sagrados, escribo. Sobre el lecho de las princesas y las huachas, en
el nido de la murciélaga y de la loica y de la miel y de la sangre,
escribo, en el nido de Magdalena, entre sus sábanas y entre sus
piernas, duermo, amo y escribo y profetizo el placer y profetizo la
lujuria de mi carne y a ella la profetizo, de mi alma, de mis ojos,
de mi mente y la lujuria de mis manos percibiendo tus senos o los
senos de una cualesquiera ramera de mi ramera vida. Escribo, al
mundo y al mundo y a nadie a Dios y al Diablo y a nadie, sobre
el lecho donde la vida copula y peca alegre y fornica feliz con la
muerte y con nadie. Sobre el lecho donde la vida se masturba y
donde la muerte se masturba con una cruz o con una vela
encendida en la oscuridad o con una prótesis, donde el poetiso se
masturba imaginando a su amada y a su odiada y a nadie, aquí
escribo, en el nido, en el nido donde duerme mi niña desnuda.
Aquí escribo como una musa y como una maja y como una puta y
Como la vampiresa de Dietrich...
DIETRICH
HCIRTEID...
[VIDA MIA]
Déjame lavar tu calzón, vida mía, el que usas siempre, el que heredaste de
la vieja parturienta ancestral del caos. Dámelo, para lavar con mis manos y
restregar de mi bandera la sangre de tus menstruaciones, la savia de tu
pubertad, para lavar la locura y la maldición que al ser tejido por Violeta en
su telar, le echaron las brujas, untándolo en la chicha pura y ostentándolo en
la punta de sus lanzas. Déjame lavar mi esperma. De velitas. De cumpleaños.
De colores. Y el semen de los geni irracionles y alucinógenos y luciferinos
y lucífogos y lucíferos. Quiero limpiar tu calzón de todas las inmundicias y
virtudes humanas. Lavar el instinto que lo impregna de placer y de perfumes
y pestilencias, para lavar la sensibilidad que lo humedece, esa sensibilidad
infinita de la mortandad que baila sumida en su infancia, siempre a segundos de despertar y envejecer. Dame tu calzón, para lavar la vida que lo pudre.
Lo secaré. Lo izaré y será la bandera sin patria y sin patriotas. El emblema
de nuestra serena revelación, de la más íntima. Quiero lavar tu calzón y el
calzón de cualesquiera mujer que quiera que lo hagan mis manos, para
descansar las suyas. Quiero lavar el calzón de mi amiga neoprénica y lavar
lavar con mis manos las vaginas de los vellos pubianos de oro, que ocultan diamantes y la tuya paria que no deja inhalar e inhalar mi neoprén procreador. Déjame lavar tu calzón, vida mía, jamás permitiré que lo usen como un viejo
estropajo...
AIM ADIV
VIDA MIA...
Una muestra de poesía joven chilena
X Yanko González Cangas
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