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Una muestra de poesía joven chilena:
 Germán Carrasco (1971)
          Ha publicado "Brindis" (1994) y "La Insidia del Sol Sobre las Cosas" (Ed. Dolmen, 1998). Reside en Santiago.

 


HAY GENTE QUE ROBA EN LA IGLESIA

Los fieles son achoclonados pétalos oscuros
en una rama que no el Metro, Ez,
ni la sagrada iglesia romana
porque esta nueva iglesia tiene muchos más fieles
y a ella asisten también curiosamente sus infieles:
adolescentes alcohólicos, roqueros, señoras
pobres que tiernamente -por mandato de la usura-
hurgan en sus sebientas e insuficientes carteras
en la fila antes de pagar
o no pagar lo que se oculta bajo el abrigo.
Los muchachos en tanto roban pisco: aperitivo
para un banquete futbolístico sin campeones.
El templo se llama supermercado
y en otros lugares se llama Mall o Centro Comercial
y es -tan lógicamente a veces-
asaltado al por mayor o hurtado en detalle
por algunos infieles fieles mal acostumbrados.



VERANEO

     Tú en la casa copada, yo en una carpa en el patio
     y la sagrada familia sospechándome maricón
     tal vez por la costumbre -único bien heredado de mi padre-
     de cruzar las piernas protegiendo el sexo, con un brazo encima
     como si fuera a recibir un golpe bajo
     Y aquí estamos:
     "quiero llegar tostadita a Santiago"
     poniéndote pomadas en el cuerpo,
     haciéndote el amor con cuidado de tus quemaduras.
     En los pasatiempos veraniegos
     la sagrada familia parece absolverme: los triunfos sistemáticos
     algo cosechan de resentimiento y respeto.
     Por mi parte lavo los platos como un bendito caballero
     y fumo el bossanova crepuscular como tu cuerpo
     mirando el bikini gotear en el cordel.

                        Para Paula Repetto



     EL SOL DE LAS TRES DE LA TARDE 1

     Para las urracas o el abatido nido de sus ojos
     brillan los tesoros: sillas de ruedas, baratijas
     en manos virginales, en regazos.
     Capta su plasticidad: el sol
     puede afiebrarte como a un recién nacido
     o a un raquítico y afectado manos finas
     al concentrarse en los trozos brillantes
     de una botella rota en plena acera, al asolar
     y desolar las fachadas continuas de esta parte;
     al enmarcar defectos físicos, bellezas excesivas;
     al cruzar parabrisas y ojos claros.
     No es justo decir que afea el día cuando pone
     un velo de bruma sobre el género
     insidioso, acentuado de las cosas
     ni culpar a la noche de la traición, el crimen
     o de los últimos sucesos, cualesquiera
     que estos sean. Un buen día (se podría decir)
     a pesar de la engañosa apariencia
     del sol sobre las cosas. Además, recuerda
     lo terrible que fue ver (aunque por algunos segundos)
     al sol como una moneda vieja
     o una ampolleta de bajo voltaje
     hace algunos años, en el eclipse, en Putre.

Una muestra de poesía
joven chilena

               X Yanko González Cangas




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