HAY GENTE QUE ROBA EN LA IGLESIA
Los fieles son achoclonados pétalos oscuros
en una rama que no el Metro, Ez,
ni la sagrada iglesia romana
porque esta nueva iglesia tiene muchos más fieles
y a ella asisten también curiosamente sus infieles:
adolescentes alcohólicos, roqueros, señoras
pobres que tiernamente -por mandato de la usura-
hurgan en sus sebientas e insuficientes carteras
en la fila antes de pagar
o no pagar lo que se oculta bajo el abrigo.
Los muchachos en tanto roban pisco: aperitivo
para un banquete futbolístico sin campeones.
El templo se llama supermercado
y en otros lugares se llama Mall o Centro Comercial
y es -tan lógicamente a veces-
asaltado al por mayor o hurtado en detalle
por algunos infieles fieles mal acostumbrados.
VERANEO
Tú en la casa copada, yo en una carpa en el patio
y la sagrada familia sospechándome maricón
tal vez por la costumbre -único bien heredado de mi padre-
de cruzar las piernas protegiendo el sexo, con un brazo encima
como si fuera a recibir un golpe bajo
Y aquí estamos:
"quiero llegar tostadita a Santiago"
poniéndote pomadas en el cuerpo,
haciéndote el amor con cuidado de tus quemaduras.
En los pasatiempos veraniegos
la sagrada familia parece absolverme: los triunfos sistemáticos
algo cosechan de resentimiento y respeto.
Por mi parte lavo los platos como un bendito caballero
y fumo el bossanova crepuscular como tu cuerpo
mirando el bikini gotear en el cordel.
Para Paula Repetto
EL SOL DE LAS TRES DE LA TARDE 1
Para las urracas o el abatido nido de sus ojos
brillan los tesoros: sillas de ruedas, baratijas
en manos virginales, en regazos.
Capta su plasticidad: el sol
puede afiebrarte como a un recién nacido
o a un raquítico y afectado manos finas
al concentrarse en los trozos brillantes
de una botella rota en plena acera, al asolar
y desolar las fachadas continuas de esta parte;
al enmarcar defectos físicos, bellezas excesivas;
al cruzar parabrisas y ojos claros.
No es justo decir que afea el día cuando pone
un velo de bruma sobre el género
insidioso, acentuado de las cosas
ni culpar a la noche de la traición, el crimen
o de los últimos sucesos, cualesquiera
que estos sean. Un buen día (se podría decir)
a pesar de la engañosa apariencia
del sol sobre las cosas. Además, recuerda
lo terrible que fue ver (aunque por algunos segundos)
al sol como una moneda vieja
o una ampolleta de bajo voltaje
hace algunos años, en el eclipse, en Putre.
Una muestra de poesía joven chilena
X Yanko González Cangas
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