LITERATURA Y CUESTIONES DE MENOR IMPORTANCIA
El grillo incomprendido
Como si se le hubiera hecho difícil soportar
la fama de su cotidiana capacidad musical,
el grillo que habita la casa desde hace días
se niega a frotar la textura ondeada de un ala
contra el afilado borde de la otra en el ejercicio
que vaya a saber desde cuándo es conocido
como "canto", y se vuelve así algo temerario,
ya que por la semejanza de color, la inmovilidad
al encenderse la luz del baño, la falta de lentes
de quien se levanta en mitad de la noche
y la ausencia, como decía, de su sonido habitual,
se confunde con facilidad con una cucaracha.
Se queman los ojos pero no se vuelven astros
Se gasta la lámpara
sobre fórmulas y ecuaciones
cuando ya es la madrugada
y los chicos, borrachos, vuelven a los gritos
pateando tachos de basura.
El estudio te ha dado la noticia
de la regularidad falsa de las cosas
y la sospecha de reconocer, en el cielo de mañana,
un mapa de ruta, un diagnóstico de vida
más allá de nosotros,
una historia de lo que vendrá.
Pero cuando uno de los vagos
se hace el que canta Las estrellas, celosas,
nos mirarán pasar,
vos, nene, tenés que admitir
que a la hora de comprender el mundo
no es mejor tu afán
que el de ése.
De la caverna como imagen de la biblioteca
Alejada del ruido mundanal y de aquellos
sin aptitud para la vocación filosofal,
la biblioteca se conforma no sólo
como el espacio más adecuado
para el devaneo en busca incesante
de la más extrema luz,
a través, por ejemplo, del análisis de la alegoría
que ve en los seres hundidos en la caverna
ignorancia y telón para el baile de sombras,
sino también como una caverna más,
acostumbrados los ojos a la ladeada luz
que define improntas inciertas sobre el papel,
incapaz la mirada de soportar,
luego de alzarse del libro y entrever,
por fin, el Sumo Bien, los rayos del sol
afuera, en la opinable calle.
El plomero visita la casa del poeta órfico y le da una lección
Aunque una simpatía postule entre los caños
del edificio, el plomero al que se le abre
la puerta quiere menos saber de lo mismo
que de la diferencia y de la falla. Ajeno
a postulados etéreos, logra que el agua
siga su curso y fluya en las canillas dispuestas,
no desde el techo de la habitación a la cama;
y mientras comenta que la causalidad o algo
así está ligada a la persistencia de actos mínimos
y también al carácter falible de los hombres
y de las cosas por los hombres fabricadas,
es capaz de verificar que el fuego en potencia
alcance su versión en acto: llamas azules
flamean sobre la hornalla. Su idea del cosmos
admite una irregularidad como principio,
un azar del que, literalmente, vive. Junta
sus herramientas, ordena un poco y se va.
Acerca del dolor de muelas
Se supone que al aquejado de pasión
no se le debería añadir el suplicio
de tener que tolerar un dolor de muelas.
Escasa ha sido la fortuna literaria
de esta combinación y en buena parte
tal vez la ausencia se justifique
en la aparente impropiedad de lidiar
con penas de consistencia y alcance
disímiles. Pero la muela molesta en verdad,
y bien entrada la noche los pinchazos
se extienden primero a la cabeza
y luego al resto todo del cuerpo
sin que sea posible ya determinar
el centro de la angustia. Y al paciente
por las calles de la ciudad se lo ve,
de un lado para otro ir y volver, ir,
al final, hacia la farmacia de turno
y el analgésico que libre de la molestia
menos ligada a cuestiones retóricas.
Lírica y hospital, o contra Gadamer
Exasperada, la lírica inventa una fisiología propia
y reduce así, en nombre de un lenguaje figurado,
tanto la precisión de un funcionamiento que combina
varios sistemas al mismo tiempo, como las múltiples
ocasiones posibles de una debacle momentánea o
durante años extendida: falta de oxígeno en la sangre,
disminución de glóbulos rojos, pérdida de hierro,
incorporación abusiva o descontrolada de toxinas.
"Alma" y "corazón", por ejemplo, son palabras netas
a la hora de definir una poesía que, como el cielo,
como un estribillo que los hombres repetirían a coro,
iguales seres ante una letra que a todos reconoce,
universal nos abarca más allá de los inconvenientes
personales, del diagnóstico del médico, del precio
de las pastillas, de las idas y vueltas al Hospital
y eventualmente de muertes más que particulares.
El médico más prestigioso de la ciudad
sigue trabajando en el Hospital Público:
es un ejemplo para los más jóvenes
Por el pasillo van, al lado de la camilla
o apenas unos pasos más atrás.
Han calmado la incertidumbre del lego
luego de resignar un lenguaje más técnico
y de amoldar la dificultad que acecha
al personaje malo de un cuento popular.
Ninguno de los dos puede imaginar la cama
en la que el paciente dejará caer sus huesos
otra vez, si bien el más joven porfía
en escribir en la ficha una única frase
en la que utiliza el adjetivo "indigente".
Luego, en la sala de operaciones,
se pondrá atención en el tono firme
y seductor a la vez con el que se exige
el escalpelo a la instrumentista,
en la excelencia del corte del abdomen
y en el reloj-pulsera que exhibe el tiempo
exacto de la operación con el brillo
que le adjudica un refrán de cierta fama.
Por el pasillo vuelven, mientras conversan
sobre los pormenores del trabajo realizado
y las piernas amables de la anestesista.
Yo no estaría tan seguro de que el tumor
haya sido extraído por completo.
Pero bueno, habrá que esperar los análisis.
La dieta de Dante
La dietética debería preguntarse cómo un poeta
que basaba toda su alimentación en el huevo
(con una pizca de sal, según cuenta la fábula)
produjo tal cantidad de versos en forma regular
durante un tiempo considerable. La estructura
cerrada de la obra sin dudas fue un aliciente:
no se trataba de avanzar hacia la nada (o sí,
pero en todo caso la nada también había sido
prevista). Tal vez habría que tener en cuenta
la relación entre contenido energético y volumen
que favorece a este alimento si se lo compara,
por ejemplo, con la carne. En fin, los estudiosos
deberían entrar en cuestiones al parecer ajenas
y dedicarse por un tiempo al análisis de los versos
para corroborar, como un ruso señaló alguna vez,
el impulso con el que cada terceto presupone
y dispara al que le sigue; es sólo una sugerencia,
pero la célula del huevo, es más que conocido,
contiene el germen de un nuevo ser y las sustancias
de las cuales se podría nutrir. Por otra parte,
un gran porcentaje de esos seres suelen ser aves.
El poeta menor ante el nacimiento de su hijo
Luego de hallar, tras días de búsqueda, el lápiz
en la cabina del camioncito de los bomberos,
y de comprobar la independencia de juicio
del heredero, que rompe las páginas predilectas
e intactas deja las indiferentes, el poeta menor
decide dialogar con su mujer sobre un tema clave:
la organización espacial y temporal de su labor,
en la casa, luego del nacimiento del hijo.
A lo largo de la conversación se tocan varios temas:
compra de comestibles y artículos de limpieza,
pago de impuestos, turnos para el cuidado,
diversión, alimentación e higiene del niño,
ausencia de cuidado, diversión, alimentación
e higiene de la pareja, necesidad de registrar
sus primeros pasos, frecuencia de uso del
--vulgarmente denominado-- chupete,
amables formas de imponer distancia a los abuelos.
Cuando una mutua mudez evidencia el final,
el poeta menor comprueba que su inquietud
ha sido desplazada en vista de otras urgencias.
Esa noche, como un inspirado romántico
que aprovecha el silencio de los mortales
para dejar fluir el carácter alado de sus versos,
canta durante horas una canción de cuna.
Entusiasmo y falta de oficio
En julio más o menos, en la parte de tierra
donde el verano pasado esbeltas se alzaban
las achiras, cayó el cemento. Ahora falta poco
para el verano, y allí otra vez, en el mismo sitio
las achiras, esbeltas, se alzan. Los más entusiastas
verán en esta historia el ejemplo de una voluntad
irrenunciable. No se les ocurrirá pensar,
así son, en la inexperiencia de quien hizo
la mezcla con proporciones erradas.
A los reales seguidores del realismo
No es, como gustan decir, la voluntad
implacable de nombrar la experiencia
de quien ha sufrido y por eso desecha
el recurso del adorno mortecino. Es,
en todo caso, su confianza en los sustantivos,
su adjetivación rala y apenas expresiva
y cualquier atisbo de acción subordinado
a la persistencia y fijeza de una imagen.
Suyo el artificio, en fin, de que el verso
existe porque en algún lado se vivió,
no de que el verso es la vida y lo intolerable.
Sobre los Philco
Es decir: la sección comunicaciones determina
menos la visión de las cosas que la sección
electrodomésticos con su línea de televisores.
El granulado de la pantalla o las pulgadas
del aparato inciden en la recepción (si la hay)
de los datos del mundo, pero mucho más
la definición de colores y contrastes, la gama
de graves y agudos del sonido; y aunque sea
obvio, permítaseme aclarar que ningún tipo
hay de correspondencia entre tecnología
más avanzada y percepción más eficaz:
se trata de pensar o de no pensar a partir
de las deficiencias y destrezas personales
en el corazón mismo de las contingencias,
si bien es cierto que una labor así impone
una dedicación poco acorde al cansancio
de quien llega y se desploma ante el aparato.
Tal vez sea por esto que un blanco y negro
pueda llegar a ser, de aquí a un tiempo,
un objeto de los más codiciados. Ni hablar
de modulares de radio construidos en una era
para la cual la gran novedad era una ópera.
A propósito de un pasaje de Arellius Fuscus
Sería propio de la falta de paciencia y pudor
asociar una desmesurada descripción de la luna
a la liberalidad monetaria o moral
de una sociedad que, después de conocer
el rigor literal de la muerte, descubre aséptica
la inverosimilitud de un gobierno sin perjuicios.
No hay quien pueda determinar, por sí misma,
la ineficacia de un pasaje como el aludido;
quien se atreva, pondrá sin duda en juego
un conocimiento ligado a otras lecturas,
más sintéticas, menos ornadas, sólidas en su fe,
ajenas a la inoperancia excelsa en su lujo,
etcétera, etcétera, etcétera. A veces, sin embargo,
la ilusión de correspondencias semejantes
es necesaria, porque nunca fue, ni es ni será
la luna el tema de todo esto.
La literatura será sometida a investigación (Brecht, 1939)
Se trata de poner en tela de juicio la literatura
con criterios no creados por ella; o sea:
de tensar los versos ante la acción del fuego
y de calificarlos no con el lápiz sino con el cuchillo,
por ejemplo, o una sierra cariada o el carozo
de un durazno. Poesía y ferretería, destornillador
y vocal, metonimia a 220, en morsa la metáfora
a ser por el toc ajustada del martillo.
Las herramientas no están terminadas aún.
Y quien cree que se trabaja día a día en ellas,
chispas de la soldadora entre almanaques amarillos,
vidrio y alcohol entre fórmulas erradas,
salsa y serrucho en patios, galpones y cocinas
de casas ubicadas fuera del radio de la urbe
o en el centro mismo de su fragor cotidiano
un poco desvaría y se engaña.
Al Príncipe
La Escuela Lírica de Angel Labruna postuló,
contra la lógica de los titulares de prensa,
que el gol, si resultado de una jugada exquisita,
más valía que la anotación casual.
El llevó la proposición a un grado hoy difícil
de soportar, al caminar por el césped
como si deambulara por un jardín, envuelto
su pensamiento en proyectos mejores
que un triunfo en el torneo local,
si bien el rumor de la plebe insistió en sacarlo
de esa distancia propia de un soberano
que su porte ponía en evidencia ante rivales
y cámaras, y devolverlo a la gloria y figura
de un Príncipe popular que condesciende
en dar esa alegría que desde la tribuna se exige
con furia exasperada como si se tratara de pan.
Lecciones de estética
La música clásica, si ejecutada por estudiantes
avanzados del Conservatorio, en actos destinados
al "fogueo" de los jóvenes y a la exhibición pública
y gratuita de la excelencia de la escuela, convoca
a profesores, familiares y novias de los artistas, Amantes
Universales de la Música y a aquellos que, atraídos
por la temperatura agradable del salón, la perspectiva
de un descanso en una silla cómoda y la sana ilusión
de apropiarse de un aperitivo, sandwich o bocadito,
jamás juzgan el concierto, aunque hayan cabeceado,
como si fuese una cuestión que sólo incumbe al oído.
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