La historia se ha de escribir sobre una playa pavimentada
Lo que habría que ver desde aquí no es la estólida
definición vertical de los galpones hechos ladrillo a ladrillo
sino por el contrario su dispersión horizontal
luego del efecto de un muy eficaz explosivo
accionado en condiciones verosímiles de precaución.
El número de metros cuadrados que correspondieron
ayer al Estado y antes de ayer al Cangrejal
deberá convertirse en una amplia explanada de cemento
y vacío: sólo así podrá quedar despejado el paisaje
y recién entonces se podrá imprimir sobre su nada
la imagen del nuevo proyecto de los sueños: contenedores
sobre contenedores sobre contenedores sobre contenedores.
Se trata de ofrecer la ilusión de que es posible empezar
de nuevo, y por lo tanto de adecuar, como se hizo
un siglo atrás con este inhóspito lugar desde las exigencias
de la empresa de ferrocarril, un pasado equivocado
a un porvenir cuyo esplendor ya ha sido comprobado
en otras latitudes. Es decir: el futuro existe,
aunque por ahora está a 14 o 16 horas de avión.
La Naturaleza no es un Banco
Aunque el haz segado de trigo, a la luz última del día,
asemeje su brillo al que tiene el oro, la Naturaleza
no es un banco, y la flexibilidad de la vara no admite
metáfora económica ninguna, salvo cuando restalla.
Y así las grandes cosechas favorecidas por la lluvia
no alcanzaron allá por mil ocho setenta a amortiguar
el déficit provocado por los importantes empréstitos
firmados en Londres que habían permitido extender
el crédito vacante con el que se había creído pagar
la trilladora a vapor. Se importó para exportar, no
para no importar más. Un año o dos sin nubes a la vista,
y la trilladora urgida de algún repuesto, y el número
ingente de la deuda, blancos huesos, seco el junco
del fisco junto al arroyo seco, una escena romántica,
al azar del modélico destino liberal que copia y copia
como la literatura de sus ociosos, mucho, mucho y mal.
Artículo 11 del contrato celebrado el 16 de marzo de 1896
entre el Estado Nacional y la empresa inglesa del Ferrocarril Sud
de acuerdo a la ley n° 3344
La llegada de los durmientes a Neuquén y, en particular,
del tren con el presidente Roca y su numerosa comitiva
en uno de los más confortables vagones fue gran motivo
de regocijo y se descorcharon botellas varias de champán
con un sonido atronador que debió haber cruzado los Andes
hasta alcanzar el oído de los encumbrados mandos militares
del país hermano como una metáfora que ascendiera
según la curva trayectoria de tiro de un potente cañón.
Porque aunque el soberano comparara en un elocuente
discurso improvisado en el arribo el gran valle rionegrino
con la fertilidad legendaria del Nilo y dejara pensando
a sus oyentes en los modos que adquiriría en este país
la construcción de las pirámides sobre el desierto nuevo,
ni al Estado ni a la compañía inglesa del Ferrocarril del Sud
les importaba demasiado el futuro desarrollo regional.
El acuerdo fue posible por la mandataria interpretación
del concepto de soberanía, según la cual es más dramática
la amenaza de usurpación de tierras que la usurpación
real de tierra y divisas. Y por eso en el artículo once
de aquel famoso contrato para el tendido de rieles
a Neuquén se autoriza la "construcción de muelles
y demás instalaciones que fuesen necesarias en el Puerto
de Bahía Blanca para la carga, descarga y acomodo
de todo lo que constituye el tráfico del Ferrocarril".
Carlos Guillermo Alt, de la sección Mecánica del F. C. Sud,
acerca de la estiba en el muelle, cuenta esto:
Ya hace tiempo se habían terminado los elevadores,
por el año 32 más o menos, bomba cangrejo, draga
tosca, draga cuarenta y tres, remolcadores Poderoso,
Brian, Nutria, Foca, todos del Ferrocarril, fangal, veías
el barro como un mapa, gente, gente, gente, movi-
miento de barcos, vagones en todas las playas, por
todos lados, trenes, venían trenes, trenes, y el polvillo
¿viste?, como la gente cortaba con la, a cuchillo,
las bolsas, las cortaba, entonces la polvareda, con
máscaras de, de, cómo se llama, esponjas, bueno,
trabajaban ahí todos tapados, no se les veía nada
más que los ojos, no podían respirar, no se podía
respirar, y el cuchillo, una herramienta que llevaban
para cortar las bolsas y todo eso. Después en el elevador,
el crematorio de cereales, en ese tiempo había
la cuadrilla de la muerte que le decían, porque eran
todas palas de bronce, el peligro de la chispa y todo eso
en el elevador, ¿no?, adentro los elevadores tienen
aspiradores potentes y vienen, van, caños, bajan caños
de todos los pisos, y forman una especie de, bah, como
si fuera una pala, pero con una puertita delante, se
levanta la puerta, se arrima el polvillo del cereal, se
lo traga y lo lleva al crematorio. Y le decían la Cuadrilla
de la Muerte, por el peligro del polvillo, todo eso
en el pulmón. Antes no te veías de cara a cara, si te veías
te veías todo negro, y cuando lo quemaban a eso, caía
como una escoria, y había abajo una pileta con agua,
y esa escoria que caía, al caer el cereal, se caía, caía
y iba formando una especie de esponja, con agujeritos,
de distintos colores, muy bonitas. Muy bonitas, sí.
Cargill & Pound
Según el Financial Times, China estaría dispuesta
a importar cereal y abandonar así su antigua política
de total auto - abastecimiento. There is worship
in plowing, escribió Pound, algo así como: "Se adora
al arar". Y escribió también que Ching Ning, en el dos
mil y algo antes de Cristo, mudó su corte y dijo al iniciar
el mercado un mediodía: Bring what we have not here,
es decir: "Traed lo que no tenemos aquí". Según análisis
de la corporación Cargill, revelados en un encuentro
realizado en mil novecientos noventa y nueve en Shangai:
a. el precio del cereal cosechado en la zona de Jilin
es un treinta por ciento superior al del mercado mundial;
b. el programa estatal de fomento a la agricultura dilapida
mayores divisas de las que habría que pagar por cereal
importado; c. erosión del suelo, deterioro de las reservas
de agua y una amplia destrucción del ambiente constituyen
las consecuencias del obligado cultivo intensivo; d. urge
un plan agrario más eficaz, con reducción de controles
estatales y promoción comercial con otros países y empresas,
a fin de abaratar los alimentos diarios e impulsar y extender
el gasto de la población hacia otros bienes. When the cranes
fly high, think of plowing. Es probable que, cuando el poeta
escribía, la China arcaica sólo estuviera en su cabeza.
Por ende sólo en su cabeza habría que hallar el alto ciprés
por fuertes muros rodeado, junto a cuya sombra yacen
Fu Hin, quien enseñó a los hombres a cultivar cebada,
y las huellas de esos mismos hombres que aún lo visitan
Trigo de más, 1933
Tal vez Sarmiento alcanzó a imaginar bajo la sombra
al colono del olmo con su Virgilio abierto leyendo
sobre el cuidado de los campos aquellos consejos
entre los que destaca la conveniencia de las estériles
tierras quemar y con llamas crepitantes hacer arder
el rastrojo liviano. Pastarían, más lejos, las ovejas
sobre las alturas del Curamalal grande, allá en Pigué.
Pero no es al ras que el fuego se extiende en la noche.
Y no es infecundo el sembrado pleno de altas espigas.
Es de valor nulo. Aquellos de más férrea voluntad
prefirieron la opción flamante antes de roturar de nuevo
la tierra. Otros le ofrecieron a la hacienda un pienso
inolvidable. Otros, como los desesperados de amor,
se mataron. Otros, los más, decidieron alejarse a pie,
sin dar vuelta jamás la cabeza, hacia Nueva Roma.
Modificación en la alimentación de las locomotoras fabricadas en Europa
La máquina fue construida en Inglaterra,
y por eso la boca del combustible sólo admitía,
a paladas servido por el foguista de turno,
el reconocido sabor del carbón "Cardiff"
que ciego venía tras millas y millas de océano.
Pero llegó la guerra, una primero y después
otra, y la locomotora debió acostumbrar
a la leña el paladar, luego al maíz y al trigo.
Mismo el mecanismo: astillas, empapada estopa
de kerosén, fuego hasta la lámina de agua
que circunda el cielo del horno, fuerza y presión
del vapor acumulado en la caldera, arrojado
sobre los émbolos en los cilindros que lleva
sobre liso el riel dinámica a la rueda, que gira.
Pero no era la misma la llama y ascendía
por la chimenea el humo y una embriaguez
conocida se apoderaba de las aves del lugar:
ya no era endurecido aquel gusto a carbono;
de las alturas venía, dorado, luego de haber
ondulado y girado con el sol candeal.
LCI (Logística Comercial Internacional)
Si bien el aprendizaje estratégico militar ha sido
siempre de avanzada con respecto a la teoría
económica, hoy la pragmática de los negocios
constituye el cuerpo más apropiado de armas.
A fin de que las fuerzas triunfantes ocuparan
cuando la Segunda Guerra las islas del Pacífico,
miles de elementos materiales debieron reunirse
en un tiempo exacto luego de atravesar las zonas
más diversas y desde los lugares más distantes.
Los conocimientos necesarios para obtener tal
coordinación son conocidos como "logística",
un término del que abusan hoy los empresarios
navieros al dar cuenta del transporte comercial
internacional ("multi-modal", según la jerga),
que permite que barcos mediante o camiones
o trenes una manufactura de alto precio sea
elaborada en un privilegiado lugar del mundo
con insumos provenientes de una segunda parte
donde fueron producidos con materias primas
arribadas a su vez de otro país, menos costoso
y mucho más remoto, del planeta. La metáfora
es un tropo acorde a un seudo - desarrollo.
La geopolítica es una poética de la literalidad.
Desde esta perspectiva se habrán de leer también
expresiones como "conquista de mercados"
o "mercados cautivos", teñidas por vago matiz
colonial y, para ciertas culturas, ya anacrónicas.
Pintores dominicales en Puerto Piojo
Para los pintores dominicales la belleza existe,
es inalterable y ajena se exhibe a las variantes
indistintas del capital. Cuarenta años atrás
o el domingo pasado, la tela recorta lo mismo:
la estela fugitiva que la lancha de los pescadores
dibuja al alejarse hacia las islas mientras el sol
cae, o la bienvenida ruidosa que las gaviotas dan
en la mañana a los marinos, o ásperas puestas
las redes a secar sobre cajones de madera escrita.
Al fondo del lienzo, indefinida la mancha gris
de las construcciones: los elevadores ingleses
de chapa ayer, hoy los silos y el muelle de Cargill
o la serie de tanques del proyecto Mega. Eso
que no es, no será, no fue belleza, está atrás, lejos.