En esta sección se reproducen poemas en sus diferentes formatos y soportes. Se trata de un archivo de textos, voces, videos, performances.

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Cerro, Emeterio

Emeterio Cerro (Héctor Medina), nació en Balcarce, provincia de Buenos Aires, en 1952 y murió en 1996. Fue poeta, dramaturgo y narrador. Entre sus muchos libros de poesía y teatro podemos mencionar los títulos: La Barrosa (1982), El Bochicho (1984), Teatralones (1985), Las ecogógicas (1985) El charmelo (1986), Los frifris de Galia (1988), El Cecilio y la petit bouline (1991), La bulina (romance y diario de cama), (1989), Las mirtilas (1989b), Los teros del Danubio (1990), Pasodoble español (1992), L’hambre china (1992b), El salvatierra (1994a), La cuca. Manual sexual (1994b), Cuervo en gomina (1996). Junto a Arturo Carrera publicó los textos para ser leídos en público El membrillo es la ilusión (1983) y Retrato de un albañil adolescente & Telones zurcidos para títeres con himen (1988).

En el ámbito de la posdictadura, los textos de Cerro, sus obritas y sus performances formaron parte de una teatralidad expandida en el arte y la literatura y de un pensamiento espectral y grotesco sobre los cuerpos. Trazar un límite alrededor de su obra es una tarea muy difícil, no solo a causa de la multivalencia genérica entre narrativa, poesía y teatro, sino además por la enorme cantidad de presentaciones escénicas sin registro, que realizó, entre Buenos Aires y París.

Las formas de la teatralidad que rigen su poética produjeron una poesía espectacular. Al mismo tiempo, su teatro presenta largos monólogos o secuencias vocales paralelas, tal es el caso de las “oralinas”: textos para ser recitados en escena, pero que no tenían ningún otro formato teatral tradicional. El trabajo sobre los bordes fue característico de las propuestas teatrales de Cerro, quien además las organizaba como producciones colectivas, en las que colaboraban artistas plásticos, actores y músicos. Sólo los artistas colaboradores de las obras que figuran en Teatralones, por ejemplo (obras estrenadas entre 1983 y 1985), más allá de los actores, son plásticos y músicos como Alfredo Prior, Jorge Gumier Maier, Liliana Maresca, Elba Bairon, Angélica Fader, Gladis Nistor, Martín Reyna, José Garófalo, Paul Stringa, Gustavo Margulies, Alba Virasoro, Luis Pereyra, Fernando Fazzolari, Monica Altschul, entre otros.

Sin embargo, la lengua de las producciones de Cerro no se acercaba a  dimensión comunitaria. Mezcla de francés, latín, español rioplatense, acriollado, italiano, ficción de franco-lusitano, sus palabras se formaban de acuerdo con procedimientos similares a los de las vanguardias de comienzos de siglo, como las reformulaciones categoriales, sufijaciones o desufijaciones imprevistas, las asociaciones sonoras. Los actores aprendían de memoria frases como “Glupunga glupunga fixo arst reina” o “Mirs cuells istaum natta per latta mio collo e ballo sul mare andare”. En sus obras “caen”—y utilizo el verbo de la formula con la que el autor abría casi todas las dedicatorias de sus libros: “Caiga, caiga a las manos de…”— los motivos de la gauchesca, los fundadores de la literatura argentina (Sarmiento, Echeverria), el sainete criollo, las tonalidades afrancesadas,la filosofía.

Cerro pulverizó la tradición literaria e histórica occidental para abordar esa demolición desde la solemnidad y la ceremonia. El general Roca, el zapato de Alfonsina, los hijos del Padre Laguna, el hueso de Hudson y la quinta de Verne pasan en la oralina denominada La Bristol, esbozando un paisaje repleto de las excrecencias de la historia que finaliza repitiendo: “En agua divina de la mar oseosa escuendes la mierdra que el sol exita”.

El proceso no precisamente confronta el collage de un elemento con otro. Aquí se trata de dejar en tránsito, mediante el propio ejercicio del disparate, los restos de la historia argentina y de la cultura aunadas en la idea de una lengua “arruinada”, dice en Teatralones:

[…] una lengua arruinada que ya no puede decir lo que quiere decir,

[…] oídos arruinados que ya no escuchan lo que pueden escuchar

[…] ojos arruinados que ya no pueden ver por lo que pagaron ver.

Todos los motores del ser están arruinados tan solo quizás puedan

mirar escuchar y construir otra ruina sobre la ruina, ámbito de la pobreza.

 

A continuación, compartimos los fragmentos de tres performances de los años ochenta:

 

El Bochicho. (Fragmento). Actor: Lidia Catalano. Dir. Emeterio Cerro. 1985, Buenos Aires. Video.

 

La pindonga (Fragmento). Actor y director: Emeterio Cerro. 1994, París. Video.

 

 

Oralina “La desplumada”. Emeterio Cerro – Lita Rosman. Buenos Aires. Video.